La larga historia del kirchnerismo, y de la presidente en particular, con sus enemigos suma nuevos capítulos. La última y más reciente adquisición de sus críticas diatribas está en la industria automotriz. El otrora mimado, elogiado y ponderado sector es ahora el que “encanuta” los autos para, entre otras cosas, desestabilizar al gobierno y forzar una devaluación. Es difícil encontrar otra rama de la industria, al menos entre los que tienen relevancia para el PBI, que haya tenido empresarios más amigables con el gobierno. Salvo honrosas excepciones -Cristiano Ratazzi de la FIAT podría ser una de ellas- todas las empresas y directivos del sector han tenido fraternal relación con los gobiernos de Néstor y Cristina. Continuar leyendo