A la quinta donde se alojó durante su exilio de 13 años en Madrid Juan Domingo Perón la llamó 17 de Octubre. Ubicada en el señorial barrio de Puerta de Hierro, donde el derrocado General planificó su regreso triunfal al país y a la presidencia de la nación, fue símbolo de la resistencia peronista. También fue el lugar desde donde el líder popular siguió influyendo sobre la política nacional a pesar de estar proscripto. Sin un lugar físico impuesto por un exilio forzado y con la posibilidad concreta de poner, al menos en los papeles, un sucesor de su propia fuerza política que le responda, la presidente Cristina Kirchner mueve sus fichas con un único objetivo: seguir dominando la escena política nacional. El café literario con el que su esposo ejemplificaba un retiro que buscaba mostrar que el ejercicio del poder iba a estar en manos de la presidente electa, no es siquiera esbozado en esta ocasión. Continuar leyendo