Recientemente una diputada del Frente por la Inclusión Social, ex aliada de Raúl Castells, que habitualmente vota con el kirchnerismo, levantó la mano para aprobar una ley acerca de la cual, luego se supo, tenía muy poco conocimiento. Se trataba nada menos que de la ley para reformar el Código Civil y Comercial de la Nación. Hubo otros casos anteriores de características similares, o sea de leyes que los legisladores del Gobierno aprueban sin hacer un análisis riguroso de sus alcances. Son votos por “disciplina partidaria”, se atajan los involucrados. Se infiere entonces que lo que viene ordenado desde “arriba” tiene el valor de un “cúmplase”. En virtud de que el Poder Ejecutivo tiene mayoría en ambas cámaras, los proyectos que le interesan son generalmente aprobados sin mayor dificultad, con algunas excepciones. ¿Se puede interpretar así que estamos frente a una sumisión del Congreso ante el Poder Ejecutivo? Continuar leyendo