Una grave crisis de derivaciones insospechadas

Este domingo Rio Negro eligió gobernador, en medio de cortes de ruta, piquetes y tractorazos realizados por los productores de pera y manzana del Alto Valle. Apenas horas antes de las votaciones se encontraba aún cortada por la Ruta Nacional Nro 22, imposibilitando el tránsito hacia Neuquén. El Valle de Rio Negro atraviesa hoy una crisis que puede ser terminal.

Hoy los productores en la ruta afirman estar “en la peor situación de su historia”. Este año peras y manzanas quedaran en un 40% en la planta sin cosechar, en los galpones o en los frigoríficos porque no se puede vender. Federico Sacheri, representante de la Cámara de Productores de Cinco Saltos, explicó a diarios locales que “la situación es desesperante, hace tres semanas teníamos que empezar con la poda y no podemos contratar a la gente. Si no lo hacemos, la fruta no va a tener calidad para ser vendida”. Muchos productores optaron por no contratar a los trabajadores temporarios que realizan manualmente las tareas de recolección de frutas y empaque, porque pagar esos sueldos les generaba mayores pérdidas que simplemente dejar que las frutas se echen a perder en los árboles.

En los últimos años, los costos internos subieron un 50% en dólares y sólo 20% los precios. A esto se debe sumar los graves daños causados por el granizo: según la Federación Agraria, dichas tormentas de granizo que se desarrollaron desde octubre del 2014 hasta el 3 de febrero último afectaron alrededor de 8.000 hectáreas, con la pérdida total o parcial de 350 millones de kilogramos de fruta. Para la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados (CAFI) las pérdidas se estiman en cifras no menores a 190 millones de dólares. Rubén Ferrero, Presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) afirmo que “el sector frutícola lleva 3 años de pérdidas, que ascienden a más de 500 millones de dólares. La crisis dejó sin trabajo estable a 3000 obreros rurales que perdieron sus puestos laborales”.

Ahora bien, en medio de campaña y crisis, no es fácil entender cómo es que una región que fue pujante y modelo hoy está en una crisis tan profunda. ¿Cómo llegamos a esto?

El potencial del valle

El mundo demanda alimentos en cantidad, calidad y diversidad. El cambio de dieta alimentaria en naciones de ingresos medios y altos a productos más saludables y variados, así como la salida de la pobreza de millones de personas de Asia, implican que el planeta es una verdadera “aspiradora” de alimentos, a la cual Argentina puede alimentar haciendo grandes negocios y generando desarrollo en el interior. Lamentablemente, estamos aprovechando apenas a media esta oportunidad, y en algunos casos la estamos dilapidando.

En años normales, Argentina es líder mundial en estos mercados: somos los primeros exportadores de peras y ocupamos el quinto lugar entre los de manzanas. Rio Negro y Neuquén explican más del 35% de las exportaciones frutícolas del país la magnitud de la crisis actual es tal que está afectando a todos: empresas, grandes, chicos, productores integrados y agricultura familiar, y por supuestos al nivel de actividad de los pueblos que viven en torno a estas actividades.

Son muchas las causas que explican la crisis actual por una combinación de factores: inflación, apreciación cambiaria, deudas y remates por partes de bancos públicos, competencia con el “fracking”, problemas para exportar por nuevas barreras de Brasil y por un conflicto con Uruguay que impide descargar allí ahorrando en fletes, devaluaciones del orden del 30% en Europa y Brasil, y por la caída de granizo el verano pasado, lo que configuro una “tormenta perfecta” que ha destruido la rentabilidad para todos los actores de la cadena.

Como a todo el país, la inflación erosiona la capacidad de producir para los frutícolas. El Valle está sufriendo desde hace 7 años o más una fuerte suba de costos de sus insumos que hacen que se vaya perdiendo rentabilidad. Además es una actividad que depende fuertemente de insumos importados y es mano de obra intensiva, y ambos ítems vienen subiendo fuertemente. Esta suba de costos afecta relativamente más a los productores más chicos, a los más atrasados tecnológicamente, con menor capital y con esquemas de agricultura familiares o de subsistencia, ya que la suba de los costos los encuentra sin ningún margen económico-financiero para enfrentarla.

Al problema de la suba de costos se suma el tema de conformación de presos. Aun cuando hay en Rio Negro una Ley Provincial que establece un precio mínimo que la industria debe pagar a los productores, en muchos casos esto no se cumple, o bien se paga con atrasos tales que impiden la continuidad del giro de negocios de quienes no tienen espaldas financieras para soportarlo.

Además de la cuestión del granizo ya mencionada, se agregan problemas en nuestros clientes externos. El Ministro de Agricultura de la Nacion, Carlos Casamiquela explicó: “La situación del Valle reconoce al menos dos cuestiones: una coyuntural, que está relacionada a los mercados internacionales, en donde se produjeron situaciones económicas complejas. Por ejemplo Rusia, llegó a devaluar el rublo en un 100 por ciento. Por lo cual deja en una situación compleja a los países exportadores, que no es solamente Argentina”. El titular de Agricultura también señaló que se está a punto de resolver la cuestión del ingreso de los productos a Brasil, mercado que había sido paralizado por un tema sanitario. “La crisis económica y la aceleración de la devaluación en Rusia pone en duda que se puedan exportar 120.000 toneladas y que no podrían redirigirse a otros mercados”, se expresó por su parte el presidente de CAFI, Oscar Martín.

Es justamente la combinación de todos estos factores –atraso cambiario, alta presión impositiva, inflación y suba de costos, problemas severos de infraestructura y logística, y falta de previsibilidad e incertidumbre para encarar mejoras e inversiones a futuro- que llevan al núcleo central del problema que enfrenta hoy el Valle y que lleva a los productores a la ruta: la falta de rentabilidad de su producción. Para buena parte de los productores su negocio, simplemente, ya no sea rentable. Esto lleva a deudas, baja de inversión, descapitalización, y en el extremo, desaparición de productores.

Las medidas anunciadas

En el marco de la pelea entre el gobierno nacional y el provincial, y con las elecciones que tuvieron lugar ayer como telón de fondo, se sucedieron visitas y anuncios sobre este problema.

Las primeras medidas tomadas se refirieron a la emergencia por granizo. En los últimos meses hubo muchas reuniones, visitas y anuncios, los cuales se multiplicaron en la previa de la elección provincial. Cinco días antes de las elecciones, la Secretaria de Desarrollo Rural del Ministerio de Agricultura, Carla Campos Bilbao, anuncio en General Roca el envío de 75 millones de pesos para los productores frutícolas. Estuvo acompañada por el senador nacional -y derrotado candidato a gobernador- Miguel Pichetto y varios intendentes del FPV. Allí se firmaron los convenios por los cuales el dinero que enviará Nación será canalizado a través de los municipios para ser entregados a los productores. Los recursos serían para financiar tareas culturales en las chacras, como la poda, más otros 20 millones que serían del fondo de emergencia por granizo, ya pautado anteriormente, y otros cinco millones anexos. También se anunciaron aportes para consorcios de riego, por un total de 3,5 millones de pesos de fondos nacionales.

En rigor de verdad, estos anuncios son una repetición de otros prometidos, tanto en ocasión del granizo como en reuniones que los representantes de los productores mantuvieron en Casa Rosado cuando aún era jefe de Gabinete Jorge Capitanich. También el ministro Casamiquela había estado en la provincia, anunciado anteriormente el mismo monto de 50 millones como ayuda.

Al día siguiente, a 4 días de las elecciones, el Gobierno Provincial de Weretelnick repitió el anuncio respecto a un aporte de otros 50 millones de pesos. Las Cámaras de productores de la región hablan de una necesidad de al menos 250 millones de dólares para paliar la situación, cifra muy lejana a la prometida por las autoridades.

El futuro
El costado social de la crisis es tremendo. Todo el complejo frutícola representa el 30% de los empleos privados de la región. Si los productores no contratan empleados para la cosecha, se perderán 40.000 puestos de trabajo temporario, según Eduardo Artero, ex presidente de la Federación de Productores de Fruta de Río Negro y Neuquén.

Hay otro costo gravísimo, que atenta contra la estructura social del propio Valle y su conformación de ya más de un siglo: están desapareciendo productores y abandonando sus chacras. Ante la falta de opciones y rentabilidad para los productores más pequeños y atrasados, muchos dejan la producción, y en algunos casos, se están vendiendo chacras para loteo inmobiliario o fracking. Ya se empiezan a ver entre los frutales los pozos de excavación de shale gas. Hubo además remates e intentos de remates de chacras de productores endeudados con bancos, y aunque algunos pudieron ser frenados, el tema de la deuda sigue sin solución. En la última década se perdieron mil productores en la región.

Lamentablemente, situaciones similares a la del Valle de Rio Negro se repiten en casi todas las economías regionales. La Comisión de Economías Regionales de la CAME informó que en su reunión nacional, afirmo en un comunicado luego de reunir 300 dirigentes de 128 entidades que la situación “está llevando a la desaparición de centenares de productores del interior del país.Las economías regionales atraviesan momentos críticos: los pequeños y medianos productores de 28 complejos agropecuarios anticipan que este año no cubrirán sus costos de producción. Hay 900 mil empleos en riesgo.