Ante el aumento del precio de la carne en las góndolas que llevo al orden de los 25$ un “bife”, y la suba en el Mercado de Liniers, el kilo vivo de animal paso los 17$ para el novillo, acumulando en todo el año un 40% de aumento, el Gobierno apeló a una receta que ha repetido varias veces: el cierre de las exportaciones de carne. En rigor de verdad, esta medida no se anunció, como otras, en público o en cadena nacional. El Secretario de Comercio, Augusto Costa, le informó a los frigoríficos que, por quince días, no iba a otorgar ROE (Registros de Operaciones de Exportación), que no son otra cosa que permisos para exportar.
Este sistema tampoco es nuevo: lo inventó Néstor Kirchner en 2006, luego que también intempestivamente anunciara, el 8 de marzo, la prohibición de exportar carne. En ese momento también la medida era supuestamente temporal (por 6 meses). Allí se inventaron los ROE, que hoy vuelven a ser la herramienta con la que el gobierno pretende “defender la mesa de los argentinos”.
Además de la suba del precio de la carne, esta medida se da en un contexto de crisis severa de la industria frigorífica, con creciente cantidad de cierre de plantas y despidos. A principios de agosto cerró el frigorífico cordobés Estancias del Sur, donde trabajaban 350 operarios. Si a eso se le suman a los 160 despedidos de Carnes Huinca la industria frigorífica cordobesa perdió más de 500 empleos en menos de dos meses. En junio pasado se había cerrado la Planta de San Fernando de Quickfood, con casi 200 despidos, que trasladó su producción a Santa Fe. Se trata de la histórica planta de la marca “Paty”, hace varios años ya en manos de los capitales brasileros de MARFIG.
El cierre de los frigoríficos encuentra tanto a patrones como trabajadores en la misma vereda: ambos son perjudicados. El SICGBA (Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Carne y sus Derivados del Gran Buenos Aires y Zona Sur de la Provincia de Buenos Aires), adhirió al Paro General de la semana pasada y declararon: “En la cadena cárnica debemos hablar de la década perdida. El verso de cuidar la mesa de los argentinos tuvo como resultado escribir un manual del fracaso, cómo destruir una actividad en pocos años.” El líder sindical Silvio Etcheun agrega datos de primera mano para justificar sus afirmaciones: en marzo de 2008 un Kg de Cuadrada estaba a $ 7,18 y hoy $ 64, por citar apenas un ejemplo. En todos los cortes de carne se han verificado fuertes aumentos en los últimos años, aun por encima de la inflación.
El Gobierno insiste en enfrentar el tema de los precios del mercado interno de la carne con medidas que limitan las exportaciones. La semana pasada, el PRO organizó en la Cámara de Diputados un debate abierto, en donde el experto Leonardo Sarquis afirmo que “2014 fue el peor año de los últimos 50 en materia de exportaciones de carne bovina y el más bajo en términos porcentuales de los últimos 100 (1914), expectuando el año 2001 con el brote de aftosa.” Y agregó que en la comparación internacional nuestro país está perdiendo posiciones aceleradamente frente a sus competidores. “Argentina en 2005 era el tercer exportador de carne del mundo, luego de ser el líder durante décadas. En la actualidad está Nro. 13 en el ránking de los exportadores de carne al mundo, habiendo sido superado por la India, Uruguay, Paraguay, exportando actualmente a niveles similares a los de Bielorusia”, agrego Sarquis. En el mismo debate en Diputados, el productor ganadero del sudoeste bonaerense y dirigente agropecuario Jorge Srodek recordó: “Los ganaderos fuimos los primeros en sufrir las consecuencias de los errores en la intervención de mercados de este gobierno, y también fuimos los primeros en ponernos de pie frente a ellas”.
Lo cierto es que más allá de los discursos y posicionamientos, los datos, aun los oficiales, son contundentes. La intervención al mercado de la carne comenzó en el año 2006. Desde entonces se cerraron más de 120 plantas frigoríficas. En el peor momento de la crisis, durante 2010, había 12,5 millones menos de cabezas de ganado que en 2008. El consumo interno de carne cayó en 10 kilos de carne por habitante año. El buscado efecto de mantener accesible la carne en el mercado interno no se logró: según los cortes y diferentes estudios, desde 2006 a la fecha el aumento del precio de la carne en el mostrador supero el 500 % en promedio. Todo esto se dio en un contexto de derrumbe de las exportaciones: en 2005 fueron 770.000 toneladas de carne mientras que 2012 y en 2013 por debajo de las 200.000 de toneladas, marcando mínimos históricos.
Hoy, Argentina exporta menos del 10% de su producción de carne, el problema de precios internos no se resuelve, se están cerrando frigoríficos y con ellos se pierden puestos de trabajo. La respuesta del Gobierno es la misma que hace 8 años: un nuevo cierre de exportaciones. Ante la misma respuesta, solo nos queda entonces esperar a futuro los mismos resultados: menos producción de carne, menos oferta interna, menos trabajo en los frigoríficos, menos exportaciones y divisas para el país, y menos carne y más cara para la mesa de los argentinos.