Un tema sobre el que estamos escuchando más y más aquí en París es sobre la llamada ayuda climática. Ha habido un enorme empujón de ONG del clima para convencer a los países ricos de gastar una fortuna en ayuda a los países pobres para que estos puedan adaptarse al calentamiento global. Este término es un cajón de sastre de dinero que los países ricos brindan a los países pobres para educación sobre calentamiento global, paneles solares, adaptación o cualquier cosa imaginable que se pueda relacionar con el calentamiento global.
El impulso ya ha tenido un efecto. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha analizado alrededor del 70% de la ayuda total al desarrollo mundial y halló que uno de cada cuatro de esos dólares ahora se desvía a la ayuda relacionada con el clima.
Ayer, el primer ministro de Australia Malcolm Turnbull se comprometió a otorgar casi mil millones de dólares del presupuesto de ayuda al desarrollo de su país al sector climático. En octubre, el presidente del Banco Mundial Jim Yong Kim indicó que habría un aumento de un tercio en el financiamiento directo del banco relacionado con el clima, lo que significa un total anual de cerca de 29 mil millones de dólares en 2020. En septiembre, el presidente de China, Xi Jinping, prometió igualar los 3 mil millones de dólares ofrecidos por el presidente Barack Obama en ayuda para el Fondo Verde para el Clima de la ONU. Continuar leyendo