La mayor amenaza ambiental del mundo perjudica de manera desproporcionada a las mujeres y a los niños, en particular en el mundo en desarrollo: es la contaminación del aire interior.
La Organización Mundial de la Salud estima que la contaminación interior mata a 4,3 millones de personas al año, sobre todo porque 2.800 millones de personas todavía utilizan leña, estiércol y carbón para cocinar y mantenerse calientes, respirando aire contaminado dentro de sus casas todos los días. La contaminación del aire interior proveniente de la cocina y la calefacción con chimeneas abiertas puede causar daño equivalente a fumar dos paquetes de cigarrillos al día.
Y, debido a su mayor participación en actividades diarias en la cocina en sociedades donde la cocción en el interior es frecuente, las mujeres experimentan niveles de exposición personal más altos que los hombres. Durante las largas horas que pasan en el interior al lado de sus madres, los niños pequeños también están respirando más contaminantes potencialmente mortales que los hombres adultos.
Para poner el asunto en perspectiva, consideremos el problema ambiental más comentado del calentamiento global. La OMS estima que en la actualidad 141.000 personas mueren al año por el calentamiento global, mientras que 4,3 millones lo hacen por la contaminación del aire interior, una cifra varias veces mayor incluso que las 250 mil muertes anuales por el calentamiento global que la OMS prevé para el año 2050.
La buena noticia es que es relativamente barato abordar la cuestión. Un paso efectivo es proporcionarle a la mitad de estas 2.800 millones de personas cocinas mejoradas que disipen el humo hacia el exterior a través de chimeneas y conductos de ventilación. Eso por sí solo salvaría casi medio millón de vidas cada año, y evitaría 2,5 mil millones de días de enfermedad. El costo sería de alrededor de US$5 mil millones al año, pero esta inversión generaría beneficios económicos, sociales y ambientales por valor de US$52 mil millones al año.
En este momento, se nos presenta una importante ventana de oportunidad para influir en las prioridades ambientales ya que 193 gobiernos del mundo se están preparando para seleccionar un conjunto de objetivos de desarrollo y ambientales para los próximos 15 años a través de las Naciones Unidas. Estos nuevos objetivos se establecen para sustituir los muy exitosos Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) que caducan este año.
Mi grupo de expertos, el Copenhagen Consensus, les ha pedido a 60 equipos de los principales economistas, entre ellos varios premios Nobel, que evalúen los costos y beneficios económicos, sociales y ambientales de algunas de estas propuestas para guiar a los responsables políticos en la dirección de los objetivos que se espera que aporten el mayor beneficio.
Los expertos no sólo han examinado la contaminación del aire, sino que han abordado una amplia gama de los principales desafíos ambientales para los próximos 15 años. Varios de ellos son particularmente relevantes para las mujeres.
Tener acceso al agua y saneamiento: A pesar de que hemos visto mejoras, 750 millones de personas no tienen acceso a ninguna fuente segura de agua potable y 2.5 mil millones – casi la mitad de los países en desarrollo – carecen incluso de una letrina básica. Más allá del impacto económico sobre las familias, los inconvenientes y la desmoralizante tarea a la que conduce, este déficit de hecho mata a 360 mil personas cada año.
Y, de nuevo, las mujeres sufren más que los hombres: la escasez de saneamiento y lugares para lavar en los barrios pobres exacerba su inseguridad. Aparte de las enfermedades que se propagan por el agua sucia y la falta de saneamiento, no tener acceso a instalaciones significa largas caminatas a retretes comunitarios que, especialmente en la noche, aumentan enormemente el riesgo de violación y otros actos de violencia por motivos de género. Amnistía Internacional hizo un estudio titulado acertadamente: “Arriesgarse a la violación para llegar a un retrete” (en inglés “Risking Rape to Reach a Toilet”)
La mayoría de los residentes de barrios marginales usa letrinas compartidas, con un máximo de 50 a 150 personas que comparten una misma ubicación. Puede tomar 10 minutos caminar desde el domicilio del usuario hasta el inodoro. Para evitar el peligroso viaje, algunas mujeres se ven obligadas a recurrir a los “inodoros volantes” – la eliminación de los desechos humanos arrojándolos a un espacio abierto en una bolsa de plástico.
Más aún, la mayor parte del agua es recogida por mujeres: las fuentes más accesibles podrían ahorrarles 40 minutos por día. Lograr agua y saneamiento para todos en el año 2030 significa la instalación de más pozos, perforaciones y manantiales para proveer a 3 mil millones de personas con saneamiento básico. Esto no va a ser barato. Es probable que cueste US$45 mil millones al año, pero los resultados serían extraordinarios: 170.000 muertes menos por agua contaminada y 80.000 menos muertes por saneamiento inadecuado.
Las cuestiones ambientales más apremiantes del mundo se entrelazan con los desafíos de derechos humanos. Cuando los líderes mundiales se reúnan en la ONU en Nueva York en septiembre para ponerse de acuerdo sobre el conjunto final de objetivos mundiales para los próximos 15 años, debemos exigir que se centren en las soluciones más inteligentes para los males ambientales que causan el mayor daño.