El régimen de Raúl Castro quiere cambiar la percepción general sobre Cuba. Está empeñado en transmitir la imagen de que enla Isla se están produciendo cambios fundamentales, pero no es verdad.
Los cubanos tienen más facilidades para hablar por teléfono, o para entrar en los hoteles, restaurantes y tiendas que antes estaban reservados para los turistas. Pueden abrir minúsculas empresas familiares de servicio, o se les permite explotar en régimen de usufructo pequeñas parcelas de tierra para producir alimentos, pero nada de esto es esencial.
Ésas sólo son minucias encaminadas a aliviar las nefastas consecuencias económicas de un sistema totalmente improductivo en lo material y cruelmente desagradable en el terreno emocional.