El ministro de Economía Axel Kicillof, en un seminario de AEDA celebrado la semana pasada, calificó de “eunucos” a los economistas ortodoxos -o como él los llama, los profetas del liberalismo de los noventa. “Los economistas ortodoxos son eunucos de la teoría económica, los hemos dejado sin instrumentos para comprender lo que pasa y siempre auguran un futuro peor para justificar la incomprensión que tienen de lo que sucede en el presente” manifestó Kicillof.
Kicillof fue más allá al asegurar que “la teoría económica ortodoxa no ha tenido avances desde 1870”. A diferencia de lo que afirma el ministro, la ciencia económica se consolidó a partir del siglo XIX y tuvo una gran evolución en particular con el capitalismo o la ortodoxia como denomina el ministro. En lo que respecta a la ortodoxia se puede calificar como ortodoxa a la persona que actúa de acuerdo a una doctrina que considera verdadera, pero una doctrina, a su vez, es un conjunto de ideas, sean filosóficas, religiosas o económicas, cuyo rasgo es la coherencia de sus fines y de sus medios. En cambio un heterodoxo, como podriamos definir a Kicillof, es aquella persona que no respeta a una doctrina. Este combina medios o fines que no respetan la debida coherencia. La heterodoxia. como definen algunos expertos, puede responder al intento de satisfacer objetivos inmediatos aunque sean en última instancia excluyentes, o bien puede ser consecuencia de la ignorancia. Tambien puede resultar del escepticismo sobre la validez de las distintas doctrinas.
En la ciencia económica hoy se toman como doctrinas económicas al capitalismo y al socialismo pero ninguna se aplica en estado puro. Lo cierto es que el sistema capitalista que Kicillof llama “ortodoxia económica” para descalificarlo se ha extendido como el único sistema compatible con la democracia en los últimos tiempos. Se debe destacar que una política económica ortodoxa requiere instituciones públicas sólidas e independientes de grupos de interés y un estado que no intervenga tanto en la economía junto a una clase política bien formada. En su exposición Kicillof destacó que “ahora tenemos una realidad distinta, aquella ortodoxia ecnómica choca con un obstáculo que es la realidad, incluso reconociendo las dificultades que se presentan en el terreno económico y tomando medidas para resolverlas en beneficio de la gente, siempre con una mirada de inclusión social”. Kicillof no explica es que los ciclos económicos expansivos no son eternos tanto desde la ortodoxia como desde la heterodoxia.
Los principales teóricos ortodoxos y heterodoxos han notado el desarrollo de etapas más o menos fijas en la evolución de las sociedades y esas etapas vista del lado clásico, neoclásico, keynesiano, capitalista, neoliberal o marxista no cambian. Estas se denominan ciclos económicos o ciclos comerciales y son las oscilaciones de la economía, en las que se observa una fase de auge o expansión económica, seguida de otra contracción o recesión, que luego se transforman en una depresión y finalmente desembocan en una crisis. Se pueden modificar las formas de frenar una fuerte expansión económica como lo ha hecho China en los últimos años, o salir de una crisis financiera mundial como la originada en el 2008 por la crisis de la hipotecas subprime en los Estados Unidos. La Argentina utilizó una forma heterodoxa de salir de la crisis del 2001 que fue el desendeudamiento. Este le significó un gran rédito económico entre 2003 y 2010 pero ese proceso finalizó. Con el mismo criterio que el ministro considera a los economistas otortodoxos o neolibelares como eunucos de la teoría económica se podría considerar al ministro como una especie de eunuco de la Teoría del Crecimiento Económico.
Vale recordar que Kicillof tuvo que volver a la ortodoxia al recurrir al mercado de capitales como lo hizo recientemente. Lo grave es que Kicillof se queje de la ortodoxia del neoliberalismo cuando él mismo la aplica. La única diferencia es que todavía no se produjo el tan temido ajuste o una corrección. Esto no es mas que equilibrar las cuentas públicas deficitarias y a la larga habrá que hacerlo.
Para finalizar, quiero referirme a una última frase de Kicillof: “Los economistas ortodoxos que alentaron las políticas neoliberales de los noventa siempre auguran un futuro peor para justificar la incomprensión que tienen de lo que sucede en el presente y esta es parte de su teoría económica que no sirve para explicar porque con este modelo se pude crecer como crece la Argentina”. Lo que se le olvidó mencionar Kicillof es que desde el 2011, cuando asumió como viceministro, la economía dejó de crecer. Debería reconocer entonces en la última parte del kirchnerismo los eunucos del liberalismo ortodoxo acertaron con sus pronósticos.