La candidatura de Massa

El lanzamiento del intendente de Tigre como candidato a diputado por la provincia de Buenos Aires sólo sirvió para disparar docenas de especulaciones políticas. Porque en realidad, Sergio Massa no ha dado una sola pista acerca de lo que piensa. Salvo su categórica y bienvenida opción por la no-reelección -como concepto político y no como un “no” a Cristina-, en lo demás la nueva estrella política del país ha permanecido en la ambivalencia. Massa cree en el agotamiento de las personas y de las maneras pero no del rumbo. Supone que la sociedad está harta de las peleas y del enfrentamiento pero entiende que, en general, suscribe las líneas del gobierno.

Y puede no faltarle la razón al intendente. El pequeño detalle que él y, evidentemente, la gente que piensa así no están advirtiendo es que una cosa no es posible sin la otra: este tipo de personas, las peleas, la agresión y el atropello son la consecuencia irascible y necesaria de una línea de gobierno. La continuidad de esa línea generará las mismas consecuencias que las que Massa supone -no sin razón- tienen hastiada a la gente.

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