Con la presentación de ayer de Nuñez Carmona (presentó un escrito y no declaró oralmente bajo el pretexto de que el cambio de abogado no le había dado tiempo a preparar su defensa) solo faltaría completar su indagatoria el ex jefe de gabinete del Ministerio de Economía, César Forcieri.
Focieri está en Washington como director por la Argentina del Banco Mundial. Aparentemente no se presentará ante Lijo fundado en que sus ocupaciones en la capital norteamericana le impedirían viajar. Es más algunos especulan con que el Gobierno le asigne rápidamente funciones relacionadas con los temas de la deuda y los holdouts para justificar y prolongar su ausencia.
El juez no parece haber hecho lugar a esas justificaciones y podría ordenar su captura internacional para que se presente ante sus estrados, dado que no probó, con documentación del Banco Mundial, los verdaderos motivos de su imposibilidad.
El detalle cobra importancia porque Forcieri es el único indagado que falta declarar. En teoría, como la citación a indagatoria fue emitida para todos los involucrados, los diez días hábiles para que Lijo se expida sobre la situación procesal de todos no puede empezar a correr sino hasta que todos se hayan presentado, declarando o no.
Por ejemplo, más allá de que no declaró formalmente, Nuñez Carmona se considera presentado; el juez ya no debería esperar una defensa amplia para empezar a contar el plazo.
Una vez que todos se hayan presentado -con declaraciones formales, por escrito o negándose a declarar- el juez tiene esos diez días hábiles para decidir. Algunos entienden que dicho plazo no es perentorio y el magistrado podría estirarlo algunos días si lo creyera conveniente para fundamentar su decisión.
Las tres alternativas que tiene son declarar el sobreseimiento, procesar o decretar la falta de mérito. Esta última opción no implica una absolución como podría indicar su nombre para un lego, sino una declaración del juez de que necesita más elementos probatorios para dilucidar la situación procesal de alguno de los implicados. Los fundamentos de la decisión deben ser, por supuesto, ajustados a los casos de cada uno de los implicados por separado, no pudiéndose emitir una decisión grupal o de conjunto.
De todos los indagados fue Boudou el que pasó más tiempo en el juzgado declarando ante el juez. Muchos indican que el vicepresidente salió más comprometido con el caso de lo que estaba antes de ver a Lijo. Sus declaraciones fueron inconsistentes, muchas veces contradictorias y no llevaron claridad a su situación procesal, sino todo lo contrario.
Fuera de las esperadas apariciones del Sr Vanderbroele y de Nuñez Carmona (Vanderbroele presentó un escrito y Carmona pidió declarar más adelante) fue la presentación que hiciera el entonces jefe de asesores de la AFIP Rafael Resnick Brenner la que más llamó la atención y la que más compromete a Boudou y a su socio comercial.
Resnick contó que mantuvo una reunión en el Ministerio de Economía en relación a la moratoria solicitada por Ciccone en donde el Sr Forcieri le presentó a Nuñez Carmona como el funcionario del Ministerio de Economía que estaría al tanto del asunto de allí en más. Se trata de una declaración muy comprometedora, tanto si Nuñez Carmona fuera o no funcionario del ministerio. Si lo era porque sus vinculaciones comerciales con el entonces ministro y hoy vicepresidente tornarían ese cargo como manifiestamente incompatible. Y si no lo era porque estaba usurpando una función publica en nombre del Estado para llevar adelante un trámite frente a otra dependencia pública, en este caso, la AFIP.
Forcieri a su vez negó esa aseveración. Dijo que jamás le presentó a nadie a Resnick y que el expediente de Ciccone Calcográfica nunca pasó por sus manos. Sin embargo parece no estar demasiado apurado por gritar esas afirmaciones de inocencia en la puerta del juzgado de Lijo: le hizo saber al juez que no podría viajar a Buenos Aires antes del 11 de agosto.
Mientras el vicepresidente sale fuera del país en representación oficial de la Argentina en un viaje que lo tendrá fuera de nuestras fronteras una semana, visitando Panamá y Cuba. Por este viaje tampoco podrá presentarse a otra declaración indagatoria ante el juez Bonadío que lo citó para que se defienda de los cargos por tener un automóvil de su propiedad con papeles falsos.
Lamentablemente todos estos antecedentes parecen indicar que Lijo no tomará una decisión sobre la situación procesal de cada implicado en un futuro cercano; un futuro cuya prontitud nos deje satisfechos y tienda un manto de certeza sobre este caso por demás espinoso. Habrá que ver incluso cómo interpreta el magistrado la presentación de ayer de Nuñez Carmona, si como suficiente para empezar a contar el plazo o si como meramente formal, haciendo lugar al pedido del interesado de una “ampliación” de su declaración para “más adelante”.
Sería lamentable que ello ocurriera porque el caso se oscurecería más de lo que está. Las ambivalencias que lo vienen caracterizando aumentarían y la inseguridad jurídica respecto de la responsabilidad de los funcionarios públicos involucrados se prolongaría en el tiempo.
Por ello sería interesante que el juez considerara como declarado a Nuñez Carmona y que habilitara una declaración por escrito de Forcieri ante un funcionario consular de la Embajada argentina en Washington para que pudiera empezar a correr el plazo de diez días hábiles establecido por el Código Procesal Penal para que empiecen a dilucidarse las responsabilidades públicas y privadas de este caso, al menos en sus instancias iniciales.
Toda tardanza contribuirá a agregar dudas y sospechas sobre un expediente de por sí grave como para que se le sumen más susceptibilidades. Esperemos que Lijo repare en el hecho bochornoso de ayer ocurrido en el jury de Campagnoli cuando en la audiencia de alegatos en su contra, se produjo la ausencia repentina e inesperada de la jueza Cristina Cordoba por “un pico de estrés”, lo que motivó la suspensión de su juicio político hasta que termine la licencia otorgada a la ausente. Lo grave del caso es que todas las fuentes tribunalicias aseguraban que Córdoba emitiría un “voto clave” en la audiencia, por lo que la suerte de Campagnoli, de la estrategia del gobierno y gran parte del prestigio de la justicia argentina en general, dependían de lo que sucediera ayer. Sugestivamente ayer se produjo este incidente que paraliza abruptamente la decisión, generando las suspicacias de todos.
Lijo tiene maneras de evitar que esto suceda con la causa que tiene en sus manos. Esperemos que arbitre los medios necesarios para lograrlo.