Una argentina se ciñe, como consorte, la corona de un reino europeo. Más allá de lo impactante de la noticia, el asunto suena anacrónico. Sin embargo, lo formal no debe confundirse con lo real.
“¿Hay que conservar un sistema monárquico obsoleto y en qué condiciones?”, se preguntaba el diario francés Le Monde frente a otro suceso real reciente: la boda del príncipe William, heredero de la dinastía Windsor.