¿Qué llevó a Cristina a cambiar su visión respecto de Irán? ¿Qué voz edulcorada la sedujo de tal forma que decidió firmar un acuerdo con el eje del mal, cuando ella había adherido desde el inicio a la tesis del gobierno de Menem, de los EE.UU., de Israel y naturalmente de Stiuso? Esto es, que Irán era el responsable de los atentados. ¿Es que Ahmadinejad se había puesto bueno y ella lo creía, ahora, capaz de facilitar la indagatoria de los acusados según lo establecido en el Memorándum? ¿Pensó en algún momento que producidas las mismas y descubierta la participación de alguno de ellos en los hechos terroristas, en el supuesto caso que pudiera probarse, Irán los entregaría a la Justicia de Canicoba Corral?
¿Qué secreto, conversado o no, se dio entre el gobierno de Cristina, el Juez Canicoba e Irán para acordar las indagatorias? Y desde ese lugar seducir a la comunidad judía que se podía hacer algo más. Lo cierto fue que el idilio con la comunidad duró unos días pues Nisman e Israel se encargaron de avivarlos y decirles que era una trampa.
La política de los derechos humanos llevada adelante por el kirchnerismo los cegó y les impidió ver los hechos desde una perspectiva mundial. Al parecer a Néstor, no. Pero la errática emocionalidad de Cristina la perdió. ¿Qué quiero decir con esto? La condena de los jefes militares por crímenes y vejámenes durante la dictadura y la defensa de las organizaciones subversivas fue la ecuación con la que entendieron la realidad mundial. Desde esta perspectiva ¿qué diferencia hay entre el asesinato de jefes montoneros o del ERP a manos de unidades militares con control del Estado con el asesinato perpetrado por el Estado israelí sobre jefes del Hezbollah o el asesinato de Bin Laden por fuerzas militares que respondían al Estado norteamericano. Como ha dicho Verbitsky al opinar sobre este hecho: “Arrojado al mar, sin defensor ni juez”. Lo mismo fue expresado por Cristina hace un tiempo atrás. En síntesis, el oficialismo considera que ni Israel ni los Estados Unidos en nada se han diferenciado del Estado argentino durante el Proceso Militar.
La idea que Canicoba Corral marchase a Teherán a indagar a los acusados responde a universalizar la política kirchnerista de los derechos humanos, soplada al oído de Cristina por los ángeles del mal: Verbitsky, Zaffaroni y Zanini. Aunque también esconde una trampa. Quizás la que vio Nisman.
¿Y las pruebas?
Cuando el fiscal Nisman le insistió a Canicoba, por el año 2006, que emitiera la orden de captura de los sospechosos, el juez, según contó Verbitsky en Página/12, le advertía al fiscal que no existían elementos de validez judicial como soporte del pedido. Se había dado el caso de la detención en Londres de Soleimanpour en el año 2003 al que un juez británico dejó libre pues no alcanzaron las pruebas que Galeano envió para inculparlo. Finalmente, Canicoba Corral emitió la orden. ¿Por qué? Seguramente sensibilizado por sugerencias políticas, pero no por Nisman.
Verbistky vuelve a poner luz sobre el asunto y lo cito pues no tengo dudas que es uno de los ideólogos del Memorándum:
“La idea de Israel y EE.UU. fue culpar a Irán cuando todavía no se habían removido los escombros. Sin investigar la participación de Siria. El problema es que en la causa no abundan elementos que lo sostengan. Por lo cual el relato descansa en recursos políticos y publicitarios”. ¡Y aquí está la pata de la Sota!
Cómo no hay pruebas judiciables capaces de poner en aprietos a los sospechosos, Canicoba Corral luego de interrogarlos debería levantar las acusaciones y las alertas rojas y esto explica el “piripipí” de algunas grabaciones telefónicas. Ni siquiera esto aceptó la élite política de Irán.
Y así como no se ha podido probar judicialmente quienes han sido los asesinos de Rucci, no se podrá probar quién voló por los aires la Embajada y la AMIA.
Ahora… ¿alguien duda que los asesinos de Rucci fueron los Montoneros?