El progresismo, sea kirchnerista o no, es una corriente de pensamiento que tiene su historia y sus raíces. Hace ochenta años, un gran novelista y escritor argentino opinaba así de ellos:
“El izquierdismo es un enemigo del orden, de la jerarquía y de la disciplina. El izquierdismo es el comunismo vergonzante: Los izquierdistas admiran a la Rusia de los soviets. Los izquierdistas, de cualquier pelaje que sean, son enemigos furiosos de la Iglesia, de la Familia, del Ejército. Los izquierdistas de este país no intentan establecer el comunismo ni el colectivismo, pero sí el divorcio, la separación de la Iglesia del Estado, el desarme, el culto de los incompetentes y la indisciplina social. Los izquierdistas son los destructores de la familia. El socialismo, y aun el comunismo, son, desde su punto de vista, lógicos; y algo tienen de respetables. El izquierdismo es el comunismo compatible con la camisa de seda y con cierto dandismo intelectual.” (Manuel Gálvez. Recuerdos de la vida literaria)