Corría el año 1897 y el país se preparaba para una nueva elección nacional. Gobernaba el doctor José Evaristo Uriburu, político salteño, referente y amigo del general Roca, que desde la presidencia movía las piezas para que el Zorro alcanzara la Rosada. El viejo resentimiento entre roquismo y mitrismo, renacía diecisiete años después. Don Bartolo, muy activo, desplegó su influencia para cerrarle el camino a Roca, construyendo con el radicalismo naciente una propuesta denominada “las paralelas”. El entuerto consistía en que los radicales ponían al presidente que sería Bernardo de Yrigoyen, sin ningún parentesco con Hipólito, y el mitrismo al vice. Continuar leyendo