La densificación de villas y nuevas ocupaciones en asentamientos es el modo en que muchos hogares de bajos ingresos resuelven hoy sus necesidades de vivienda, cuando el Estado -en los diferentes niveles de gobierno- y el mercado no han podido dar respuesta a sus demandas. En 2011, el 70% de los municipios que componen los grandes aglomerados urbanos del país reportaron ocupaciones de suelo en su territorio.
En la Región Metropolitana de Buenos Aires, más de 1.200.000 habitantes, entre el 10 y 12% de la población, habita en villas y asentamientos. En este contexto, las villas de la ciudad también aumentaron su población en la ultima década, capitalizando las ventajas de una mayor concentración de empleo y de la localización con excelente accesibilidad que permite minimizar costos y tiempos de transporte.
Así, la ciudad y su región enfrentan hoy un triple desafío: impulsar el mejoramiento de las villas y asentamientos, entendido como mejorar el acceso de la población a bienes y servicios públicos de calidad y su inclusión a la ciudad, mas allá del mejoramiento de las unidades de vivienda y la regularización dominial. También es necesario mejorar los instrumentos de la política de vivienda para contribuir a ampliar el alcance de los programas de manera de disminuir el déficit acumulado y acomodar a los nuevos hogares que se forman cada año, parte de los cuales hoy recurren a la densificación de villas y a las ocupaciones en asentamientos para resolver sus necesidades de vivienda.
Finalmente, la intervención pública implica un nuevo desafío de gestión, ya que requiere de la acción conjunta de los diferentes niveles de gobierno, y de la articulación y coordinación de todos los recursos y esfuerzos públicos, privados y de organizaciones de la sociedad civil para el desarrollo y la implementación de planes integrales con objetivos mensurables de corto, mediano y largo plazo, orientados a revertir los desequilibrios socio-territoriales, con el objetivo central de propiciar un proceso de desarrollo integral promoviendo el mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes.
Estas necesidades están siendo atendidas gradualmente, pero no necesariamente en la escala ni con la totalidad de los instrumentos de política requeridos. La tarea es posible: hoy hay ejemplos de otras ciudades de América Latina, que aun con niveles muy superiores de pobreza e informalidad en el acceso a la vivienda, han conseguido implementar políticas exitosas orientadas a mejorar la calidad de vida de los hogares. A nivel nacional y local, las políticas urbanas– de hábitat, suelo, transporte e inclusión- deberán formar parte del debate central para la formulación de la agenda 2015 que incluya respuestas a estos desafíos.