En menos de seis meses volvieron a aparecer declaraciones de funcionarios públicos sobre quién determina el valor del dólar libre. En la última semana fue el turno del viceministro de Economía, Axel Kicillof, cuando dijo que “nuestro sistema financiero se ha dedicado más a la timba que a (financiar) la producción y el consumo” y que los “bancos deben subordinarse al objetivo central (del Gobierno) que es el crecimiento con inclusión social”. Y además, los acusó públicamente de “tener vasos comunicantes con el mercado ilegal del dólar”.
Es que tras un veranito, donde a través de la capacidad del Secretario de Comercio, Guillermo Moreno, de inducir a los principales operadores de las casas de cambio para que se abstengan de operar, la cotización del dólar libre perforó el piso de los $8 por dólar, en julio se reactivó la demanda del billete y su precio volvió a volar sobre los $9 por dólar. Hasta que nuevamente se ensayó un nuevo feriado virtual para inducir a una nueva baja del billete.
En ese escenario es que surgió la denuncia oficial de que los bancos son responsables de “tener vasos comunicantes con el mercado ilegal del dólar”, aunque no se demostró con datos concretos, pese a la abundancia de estadísticas del Banco Central y de las certezas que tiene la Secretaría de Comercio de quiénes son los principales actores en el mercado paralelo.