Más deuda para financiar subsidios

Como no soy político ni lo quiero ser, cumpliré mi promesa de adivinar lo que harán los presidenciables si tienen la suerte, o el sino, de ser elegidos. Como siempre, seguimos analizando rubro por rubro lo que proponen y lo que inferimos de cada propuesta.

Avancemos hoy con el tema subsidios. Es parte de la política sobre el gasto (es hora de que haya alguna), pero tiene sentido considerarlo como un rubro aparte por sus implicancias.

La tentación de bajarlos de un golpe alcanza a los principistas liberales y a los gradualistas. Unos porque comprenden el daño de un método que promueve el consumo de bienes escasos, otros porque un sablazo a este rubro les permitiría no tener que hacer cirugía mayor en el gasto, lo que no saben cómo hacer. Ni quieren.

Aquí Daniel Scioli y su grupo están pensando en un sinceramiento muy rápido en las tarifas y más gradual (¿cien años?) en los transportes, aunque el nuevo presupuesto del actual Gobierno no prevé una eliminación drástica en ningún rubro.

Mauricio Macri declama la necesidad de reducirlos, pero salva a los más carenciados. Su posición es aún algo vaga. Tampoco está agitando un cambio instantáneo. El esquema que usó en la ciudad de Buenos Aires no es buen presagio.

Sergio Massa también es gradualista. No ha sido contundente en este punto. Pero hace la concesión casi religiosa de mantenerlos para los más pobres. Defina “pobres”. En este aspecto, como en todos, sus programas son estéticos, no para llevarlos a la práctica. Continuar leyendo

¿Y si Macri no miente?

Asesorado por su brujo ecuatoriano, Mauricio Macri sostiene que Aerolíneas Argentinas permanecerá en manos del Estado, que el fútbol será gratis, que YPF seguirá siendo brillantemente explotada con la conducción de Miguel Galuccio, y que seguirán los planes y subsidios.

Los seguidores del PRO, es decir los pro-PRO, han tomado la costumbre de atacar duramente a quienes ponen cualquier objeción a lo que hizo, hace o dice Macri. Esgrimen que su adalid es la única vía para defenestrar al nefasto FpV, ahora reencarnado en Daniel Scioli.

Argumentan que para convencer al conurbano dudoso es imposible decir lo que se va a hacer, so pena de ser sepultado. En consecuencia, hay que engañar a esos votantes y luego aplicar las verdaderas soluciones.

Querría contarles a los pro-PRO que también participo de la agrupación “Voto a cualquiera menos a Scioli” , si se me perdona la parcialidad. Pero con más fuerza defiendo mi derecho a decir lo que pienso. ¿Está claro, señoras?

El concepto de que hay que mentirle deliberadamente al electorado para luego hacer lo contrario me parece repugnante, sea quien fuere el que lo utilizare. Sin embargo, creo que Macri intentará hacer lo que dice, y que no se trata de una estrategia de campaña que luego descartará como un preservativo, con perdón de la precisa metáfora.

Macri no es un liberal. Ni cree en ese principio, ni sabe cómo serlo, ni quiere serlo. Él cree que podrá tomar Aerolíneas y operarla eficientemente. Y hasta cree que a nadie se le ocurrió antes esa idea. Para ser generoso diré que se equivoca. Se enredará en una larga pulseada desleal en la que perderá. La combinación sindical-legislativa-operativa-financiera-contratista-prebendaria le hará perder un tiempo clave en un momento inicial clave.

Seguramente cree que si pudo negociar en CABA podrá hacerlo en varios aspectos en la Nación. Siento decirle que las soluciones en la Capital fueron pobres. Las del Subte casi no son soluciones. La verdadera salida son concesiones a largo plazo a consorcios internacionales que hagan la modernización y ampliación a cambio de ellas. El Metrobus es un paliativo.

El reciclaje con cartoneros es una solución precaria. Nadie puede pensar que es mejor esa variante que un sistema moderno de recolección mecánica y de reciclaje automatizado.

Muchos de los acuerdos logrados en minoría con la oposición se han basado en compartir (repartir) el presupuesto, algo casi inviable en el orden nacional con el presente nivel de dispendio y descontrol.

El transporte aéreo tiene otras soluciones más viables que la idea de eficientizar a Aerolíneas, el actual monumento a la corrupción y la ineptitud. Es preferible librar una batalla para aplicar esas soluciones de fondo, que el desgaste de tener al enemigo adentro durante todo la gestión. Preguntar a Marsans.

Pasando al fútbol, decir que será gratis es invadir de antemano un negocio privado, en el que el Estado no tiene nada que hacer. A menos que Macri, recordando sus tiempos de dirigente boquense, crea que puede tomar tiempo en rehacer desde las bases el negocio del balompié. Es un negocio privado y debe estar en manos privadas. Si pierden o ganan, debe ser un problema ajeno al Estado. ¿Para qué comprarse semejante trabajo hercúleo?

Tiene ganas de comprárselo. Pagará duro precio. Lo que creo es que nosotros también lo pagaremos. ¡Ah! Y la idea de financiarlo con publicidad privada, además de que debe dejarse que eso lo definan los dueños de los derechos, no cierra. Pero parece que hay que creerlo porque eso ayuda a ganar la elección.

El tema de los subsidios da para largo. Desde el modo en que se otorgan, hasta un análisis uno por uno de cada caso. No es lo mismo el transporte terrestre que la business de Aerolíneas, ni al AUH que un plan. Ni los subsidios energéticos son lo mismo que tarifas regaladas. Ni otorgárselos al usuario individualizado que hacerle un cheque a las empresas.

¿Seguirá YPF jugada al fracking? ¿Seguirá Bulgheroni con PAE metiendo sus cuñas en la actividad petrolera y asociada con la estatal? ¿ Qué quiere decir Macri con sus elogios a Gallucio? ¿Seguiremos teniendo precios no competitivos en el combustible?

¿De qué estamos hablando en estas pocas frases de campaña? ¿Son para engañar a “ellos” o para engañarnos a “nosotros”?

El gasto, y todo el presupuesto, requieren un gigantesco trabajo. No unas cuantas frases tiradas según las circunstancias. No bajar fuertemente el gasto condena a un endeudamiento inmediato para financiar gastos corrientes, lo que es simplemente irresponsable, lo que el propio Macri no querrá hacer.

No tener un mercado libre de cambios también tiene un costo muy alto de endeudamiento si se quiere salir del cepo pronto y sin dejar flotar la divisa. La suba del tipo de cambio debe acompañarse con restricciones en la emisión y el gasto para contener la inflación pendiente ahora frenada por la estúpida ancla cambiaria. Los anuncios que involucren cuestiones económicas deben ser fruto de un elaborado estudio de los equipos económicos, no de los equipos de campaña.

Cuando muchos economistas recomiendan un enfoque liberal, no lo hacen desde la mera preferencia ideológica, sino teniendo en cuenta que es el método más fácil para evitar que el Estado tenga que meter la mano en todas las realidades, y que los costos no deban ser pagados al azar, cuando no por los más carecientes.

¿Cree Macri en eso? Creo que no. Él lo llama pragmatismo. Esa definición ya se escuchó muchas veces , siempre con el mismo resultado. Es mejor dar la gran lucha para una solución de fondo.

El riesgo no es ético. O no es sólo ético. El riesgo es que el eventual gobierno de un PRO termine siendo parecido al del FPV, con menos insultos, avasallamiento y robo, pero con más endeudamiento e igual gasto, lo que preanunciaría futuras crisis a corto plazo.

Sería grave que Macri estuviera mintiendo. Mucho peor sería que estuviera diciendo la verdad.

CABA: Una victoria cabal, pero sin un ganador definitivo

Como era de esperar, los tres principales postulantes en las elecciones de CABA se consideran vencedores en cierto aspecto, aunque algunos hayan debido hacer prodigios de dialéctica para poder justificar ese supuesto logro.

Uno de los periodistas más entregado (comercializado) al kirchnerismo decía en su cuenta de Twitter que la elecciones que importaban ayer eran las de Grecia. Algo difícil de explicar al ciudadano preocupado por el transporte, la limpieza, la seguridad y conexas, pero un argumento al fin.

Dejando la barricada y lo anecdótico, esta elección con resultado previsto giraba sobre tres candidatos. Horacio Rodriguez Larreta y Mariano Recalde dependieron fuertemente de la tracción de sus respectivos jefes partidarios, Mauricio Macri y Cristina Kirchner. En cambio Martín Lousteau, un particular candidato mediático-estético, dependía de su mítico y probado carisma (con una ayuda cariñosa e importante de Elisa Carrió) y tenía el contrapeso de la resolución 125.

El 45% obtenido por Rodríguez Larreta parece pertenecer al partido, que ya lo había obtenido con Macri en 2011, en primera vuelta. Esto es coherente con la imagen desangelada del candidato a jefe de Gobierno. La pérdida de 2 puntos contra las PASO confirma además la creencia de que no todos los votos de Gabriela Michetti en las primarias eran del PRO, sino que algunos peronistas la habían votado por razones especulativas.

El 25% de Lousteau es un relevante logro político, cualquiera fuesen las razones inescrutables de ese voto. Si bien su publicidad rebasó lejos los límites de los fondos atribuídos, (la de los otros dos candidatos tampoco fueron un ejemplo) es indisputable su logro. Mejoró su cifra de las PASO y arrastra a su coalición a papeles importantes en la Ciudad, en especial en la Legislatura, por ahora. Su soporte y consejero en las sombras, un proverbial monje negro radical, fue un aporte sumamente valioso en todo sentido. En todo.

A su vez, Recalde puede exhibir, y lo hizo, una mejora de 3 puntos sobre las PASO, que agita como única bandera junto a la excusa estudiantil de la falta de tiempo.

Con toda lógica, ECO aventó muy pronto la aventurada idea que había circulado originalmente de que se retiraría del ballotagge si la diferencia de votos era mayor de 20 puntos. Correcta decisión.

Si bien el PRO necesita solamente 5 escasos puntos para ganar en segunda vuelta, no se conseguirán automáticamente. Los otros 30 puntos de votos que se quedaron sin candidato seguramente se inclinarán más por Lousteau que por Rodríguez Larreta, si bien no es sensato pensar que el 100% pasará al autor frustrado de la 125.

También importará mucho el número de votantes que concurra a la segunda vuelta, por una cuestión matemática (el denominador) y política, ya que no necesariamente el incremento o decremento guardará igual proporción partidaria. Los votos en blanco jugarán igual papel. Y no será menor la nacionalización de la discusión a la que apelará el PRO para sacarle algunos votantes a ECO en aras de fortalecer a Macri en la lucha contra Scioli.

Con el ballottage ganamos todos. El slogan implantado ayer por Lousteau es su nuevo grito de lucha, que como mínimo le va a proveer de un respaldo de 40% de votos, un fuerte capital político. Los votos del peronismo y de la izquierda, por más que se reivindique el concepto ofensivo de manada, son de los votantes. Ceteris paribus, como dicen los economistas, el 18% de esos votos deben ir al PRO si quiere ganar. Todo indica que el PRO continuará en la Jefatura de Gobierno, pero es procedente sopesar estas consideraciones.

Al cierre del recuento, con los datos provisorios disponibles de la elección de legisladores, el PRO, como estaba previsto por una cuestión matemática pierde dos bancas (baja de 30 a 27 ó 28) con lo que continuará el mecanismo de consenso basado en usar el Presupuesto como prenda de negociación. El gasto seguirá firme.

En términos nacionales, el 45% de votos del PRO muestra que ese porcentaje es el techo del macrismo puro de CABA. Pero si a esa cifra se le suma el porciento obtenido por Lousteau, el 70% resultante parece indicar cual es el tope superior antikirchnerista de CABA, que contrasta mucho con las elecciones presidenciales de 2011, donde la cifra estimada de votos opositores al FPV era con mucho el 35%. La polarización juega aquí contra Cristina.

Si bien parece forzado, luce claro que la socia mayoritaria en la pérdida de los votos fue la jefa del partido. La baja de Recalde contra las elecciones presidenciales de 2011, de 7 puntos, no es culpa exclusiva del improvisado presidente de Aerolíneas Argentinas.

No es prudente colegir que esa sea una tendencia nacional, como decía anoche Macri, analizando lo resultados de varias provincias, pero es un dato importante a tener en cuenta.

El sistema de voto digital, o de impresión de voto digital, funcionó aparentemente bien, por lo menos por lo que hasta ahora se conoce. Hay otras objeciones a la adquisición directa y los proveedores del BUE, pero esa es otra historia.

Es de esperar que en la medida que el voto electrónico se afiance, se puedan obtener mejores datos más rápidamente. El número total de votantes era un dato clave, sobre todo frente a la alternativa del ballottage.

Si se sorprendió por el título de la nota, observe que titular de otra manera habría sido influir sobre la voluntad del lector en el ballotaje.

La moneda de CABA todavía no cayó.