Un debate decoroso y con pocas sorpresas

¿ Cuáles son, en este momento político, los objetivos concretos de Mauricio Macri y Daniel Scioli? Los objetivos son en realidad un objetivo: quitarle dos o tres puntos de votos a Sergio Massa.

¿Cuál es el objetivo de Sergio Massa? Ser una alternativa futura del peronismo cuando pase el tiempo del kirchnerismo, ahora o en una próxima crisis, y colocar la mayor cantidad posible de intendentes y diputados en el conurbano, o donde se pueda.

Con esos objetivos, Macri y Massa fueron al debate y Scioli eligió ser un clon de Cristina y no ir para no exponerse a ninguna pregunta. Escuchando los diálogos de anoche está claro que hubiera sido muy embarazoso para el gobernador tener que defender la gestión de su jefa espiritual en vez de explicar su plataforma.

Entre ir y pasar un papelón y no ir y quedar como poco respetuoso y poco democrático, eligió el segundo camino como un mal menor. En términos de pura especulación política, probablemente hizo bien en no ir. En cuanto los aspectos democráticos y de respeto por la ciudadanía, no forman parte de la preocupación kirchnerista.

Esto significa que los K buscarán los votos que pueden llegar a faltarle para ganar en primera vuelta por otros caminos.

En cuanto al debate en sí, estuvo organizado con una estructura muy rígida, con los candidatos muy resguardados y autoprotegidos bajo un juego de reglas conversado y discutido como si hubiera sido el tratado de Letrán.

Antes de hablar de los temas que se tocaron, hablaremos de los que no se tocaron. No se habló de economía. Ni una palabra. Esa ausencia resulta tan notoria que transforma el debate en una acción testimonial, más que una real confrontación de proyectos e ideas.

Por eso los candidatos tampoco explicaron los cómo. Con que recursos mejorarían la enseñanza, la seguridad, la democracia, la lucha contra el narco, los beneficios jubilatorios (Massa prometió un impactante 82% móvil desde el 1 de enero para todos los jubilados) y otras propuestas.

La economía se tocó tangencialmente con la unanimidad obvia en estar en contra de la pobreza, la adulteración de cifras del INDEC y la falta de crecimiento que mencionó Macri, y la necesidad de generar empleo que mencionaron todos.

Macri avanzó con sus ideas de un plan de infraestructura, bajar la inflación a un dígito y modificar las escalas del impuesto a las Ganancias. Massa empezó con una frase muy sintomática: “Argentina no es un desastre como dicen algunos, ni tampoco es una fiesta”. ¿A quién quería salvar?

Fue interesante notar que Margarita Stolbizer en especial y los demás candidatos, atacaron mucho al gobierno de Cristina y poco al de Scioli, justificando algunas suspicacias previas. Sólo Macri se preguntó quién gobernaría si fuera elegido Scioli: ¿Cristina, Scioli, Zannini o Aníbal Fernández?

También el jefe de Gobierno se lució cuando repreguntó a Stolbizer si en el marco de su preocupación por el crecimiento del narco se sentiría cómoda si la lucha contra la droga en la provincia de Buenos Aires fuera a estar encabezada por Aníbal Fernández. La candidata eludió la respuesta. Otra vez haciendo recordar las sospechas previas.

Nicolás Del Caño y Adolfo Rodríguez Saá no merecen demasiados comentarios en estas pocas líneas. Fueron invitados formalmente y así actuaron.

Massa dio la sensación de tener ideas y programas bastante articulados y estudiados, e hizo una buena entrega discursiva de ellos, más sólida que la de Macri. Con un buen golpe de efecto al usar sus segundos para hacer silencio en un acto de repudio por el faltazo de Scioli.

Macri estuvo agudo en algunas respuestas y muy bien en su entrega del minuto final. No estuvo tan feliz en algunas repreguntas. Las propuestas de educación y corrupción de Massa fueron concretas e impactantes. Nunca criticó a Scioli.

Macri también estuvo fuerte al enunciar su proyecto de una agencia especial contra la droga y delitos federales. Y Massa planteó buenas ideas sobre imprescriptibilidad de los delitos de corrupción y apoderamiento de activos de corruptos y narcos.

El debate resultó interesante en sus dos primeros bloques y se diluyó con un formato de preguntas sobre la seguridad, aborto y cambios en el código penal que los candidatos eludieron olímpicamente.

Fue un buen primer intento, pero debe recordarse para el futuro que estos debates son útiles cuando un candidato es puesto en apuros por su contrincante, lo que aquí se evitó con empeño.

La pregunta que usted quiere hacer es “¿quién ganó?” Muy parejo. Ni Macri ni Massa defraudaron. Estuvieron bien preparados y mostraron ideas claras en lo que propusieron. No seria serio imaginar que por este debate vaya a cambiar el caudal electoral de cada uno.

En cuanto a Scioli, dijimos que debería buscar los votos que le faltan, si le faltan, por otro camino. Y ya sabemos por experiencia que los caminos del kirchnerismo son inescrutables.

El kirchnerismo no debate. Opera.