Abismo fiscal: nadie quiere repetir los errores de 2011

EEUU y los mercados financieros mundiales están a la espera de un acuerdo en torno al denominado “fiscal cliff” o “abismo fiscal”. Pero veamos en primer lugar de qué se trata y de dónde proviene.

El “abismo fiscal” nace de una combinación de dos factores. Por un lado, en agosto de 2011 se firmó la Ley de Control Presupuestario (por presión del Tea Party).  Según este acta, se debería cortar el déficit fiscal en 50% (aproximadamente 1,2 billones) en 10 años. Por otro lado en 2001, el presidente George Bush hizo una serie de recortes fiscales que fueron prorrogados por el presidente Barack Obama en diciembre del 2010 por dos años.  El primero entraría en efecto el 1° de enero de 2013 y el segundo quedaría sin efecto el 31 de diciembre de 2012.

Esta combinación automática de subas de impuestos y reducción del gasto público es lo que Ben Bernanke definió como abismo fiscal y que muchos analistas consideran que podría llevar a EEUU a una nueva recesión y el desempleo nuevamente por encima del 10%.

Se llegó a esta situación luego de grandes tironeos en el Congreso, ya que un partido, los Republicanos, quieren reducir el nivel de déficit fiscal, mientras que los Demócratas estarían dispuestos a hacerlo priorizando la suba de impuestos sobre la reducción de gastos.

Hace un año, la necesidad de seguir emitiendo deuda para financiar el gasto público llevó a este acuerdo.  Increíblemente, un año después nos encontramos en una situación similar, sin soluciones a la vista.  Mismo presidente, misma composición en el Congreso y mismas prioridades para los partidos.

De no lograr ningún nuevo acuerdo, se dispararía automáticamente el acuerdo firmado en 2011, lo que implica que 668.000 millones de dólares restarán de la economía americana.

Yendo específicamente a los números, se trata más de un aumento de impuestos que de un recorte de gastos: estos últimos ascienden a un total de USD 136 mil millones, lo que representa un 0,8% del PIB. De este monto, USD 87 mil millones (0,5% del PIB) corresponden a recortes generales en el gasto discrecional, incluido el gasto en defensa; USD 35 mil millones (0,2% del PIB) correspondientes a la eliminación de las prestaciones por desempleo y USD 15 mil millones (0,1% del PIB) en reducción de las tasas a médicos que intervienen en el Medicare.

Pero el plato fuerte y sujeto discusiones es una combinación de aumento de impuestos y el fin de exenciones (cuyo impacto económico es el mismo). Se espera que las tasas del impuesto a los ingresos vuelvan a los niveles previos al 2001 y el impuesto mínimo alternativo (AMT) se extenderá a la clase media, incrementando la recaudación en este sentido en USD 295 mil millones (1,7% del PIB); el impuesto a las nóminas se incrementarán en USD 127 mil millones (0,7% del PIB); USD 87 mil millones (0,5% del PIB) se incrementarán mediante la eliminación de otras exenciones impositivas; y USD 24 mil millones se estiman en la generación de nuevos impuestos.

Dicho monto representa un 4% del PIB. Reiteramos, por su magnitud el “fiscal cliff” puede ser desencadenante de otra recesión.

Pero nadie quiere repetir los errores de 2011, de llegar al último día para elevar ese techo de la deuda y ponerse de acuerdo en cómo reducir el déficit. El electorado norteamericano confía en que habrá acuerdo, y los mercados lo descuentan también.

Algunos republicanos se muestran más flexibles a aceptar un aumento en la tasa impositiva para los más ricos y eso podría significar, por un lado, que se alcance pronto un acuerdo para evitar los recortes automáticos de gastos y la suba de impuestos, y por otro lado, la fragmentación del bloque opositor. La principal preocupación de Obama es que en la Cámara de Representantes no tiene mayoría, por lo que su contrincante político en la cuestión fiscal es Boehner y las negociaciones se llevan adelante a través de él, una persona dura en las negociaciones.

La posible entrada en vigencia del “fiscal cliff” a partir del mes de enero conlleva riesgos para los mercados financieros a través de dos canales fundamentales: la actividad económica y el impacto en la valuación de las compañías. El primero de ellos implica la reducción en los ingresos empresariales por la menor demanda de consumo, mientras que las subas de los impuestos a las ganancias de capital y dividendos surtirían efecto en las valuaciones de las compañías.

Nadie quiere repetir lo que pasó en 2011, pero el final es abierto y la incertidumbre escala a medida que se acerca la fecha.

El euro se fortalece pero ¿a qué costo?

En muchos foros he escuchado la misma opinión una y otro vez: el euro en 1,30 contra el dólar sólo le sirve a Alemania, pero entierra a España, Grecia, Portugal, etc. Estos países no están encontrando el motor que les permita volver a generar empleo, mejorar sus déficits y reducir deuda. Una moneda fuerte en la Eurozona no responde a las necesidades de todos los participantes por igual.

¿Qué ha pasado en los últimos meses?

El euro ha lateralizado en una estrecha franja de entre 1.26 y 1.32 dólares, lejos de las versiones que pregonaban la paridad en junio en medio de la crisis europea. Una vez más ha logrado superar esta semana los 1,30 luego de tocar un mínimo a mediados de noviembre.

¿Cuáles son las causas?

1) Gracias a Alemania, la Eurozona no presenta un déficit de cuenta corriente (el de EEUU es muy elevado).

2) Grecia obtuvo el financiamiento que necesitaba y pateó la pelota para adelante.

3) Hay una falta de definiciones en Estados Unidos respecto a la cuestión fiscal: Barack Obama ha endurecido su postura declarando que él no hará ningún acuerdo sobre el futuro fiscal del país a menos que los líderes del Congreso primero acepten los aumentos en las tasas de impuestos para los más ricos. El jefe de Estado expresó que no se trata de un capricho, sino que es necesario elevar de cierta manera los ingresos. Sin embargo, los republicanos comunicaron que las conversaciones se encuentran estancadas y exigen una reunión con el Presidente para poder avanzar con las negociaciones. Geithner dijo que la administración de Obama se encuentra absolutamente preparada para afrontar el fiscal cliff, si el Partido Republicano no aceptara subir las tasas impositivas. El final es abierto aunque estimamos que la situación se resolverá positivamente.

4) Ha habido flujos positivos de fondos hacia la Eurozona por inversión de portafolio y estrategias de fondeo.

5) Por último, no ayudó en nada que el índice ISM (manufacturero) cayera en noviembre a su menor nivel desde julio de 2009 y se ubique en zona de contracción (debajo de 50 puntos).

Cinco causas y un mismo efecto: una relativa fortaleza del euro. Pero dicha fortaleza esconde muchas debilidades. Nuestra tesis básica es que el euro debería volver a tomar una tendencia bajista a mediano plazo. El argumento es que dicho comportamiento se debió más a una debilidad de EEUU que a una fortaleza de Europa y que la velocidad con que EEUU interviene en los mercados (monetarios) es muy superior al ritmo Europeo.

Lo que sucedió en Europa esta semana deja al euro muy vulnerable y desnuda muchas falencias. El Banco Central Europeo tuvo su reunión de política monetaria, donde se decidió mantener sin cambios la tasa de interés de referencia en 0,75%, pero es preocupante la revisión a la baja que anuncio Draghi el miércoles pasado sobre el crecimiento del PBI en Europa ya que prevé una contracción en promedio de 0,5% del PBI en el 2012, así como la revisión a la baja para el 2013 y 2014.

Las últimas estimaciones del Bundesbank para Alemania, la dejan al borde de una recesión el año que viene: considera que la economía alemana se está desacelerando y probablemente se estancará en 2013. La reducción de crecimiento se debe a la difícil situación económica que afrontan algunos países de la eurozona y la incertidumbre generalizada.

Por último, la situación fiscal y de deuda de Europa no es la mejor -como todos sabemos-, a punto tal que el francés más rico, Francois-Henri Pinault, diga que los problemas de Francia empequeñecen los de los EEUU, ya que “el fiscal cliff sería más bien una montaña en Francia”, algo mucho más alto que un acantilado y que, hasta ahora, la única solución planteada son los aumentos de impuestos, al tiempo que no se ha discutido ningún recorte de gastos. El presidente francés, Francois Hollande, comunicó recientemente que gravará a los más ricos con una tasa impositiva del 75% y el próximo año entrarán en vigencia los impuestos sobre dividendos y ganancias de capital.

En una situación mundial compleja, todos luchan por debilitar sus monedas, pero Europa prioriza la inflación. ¿Estará en lo correcto?