El reciente fallo de la Justicia de Estados Unidos sobre el canje de la deuda argentina tiene repercusiones importantes y es fundamental tomar posiciones claras respecto al problema. Por eso, me permito desviarme un poco de los temas que son más habituales a esta columna, principalmente cuestiones estrictamente referidas a la Ciudad de Buenos Aires, para expresar mi parecer respecto a este asunto que está dando mucho que hablar a políticos y periodistas.
Primero que nada, me parece importante que las pretensiones políticas a corto plazo no resuman la complejidad del asunto a cuestiones de cristinismo y anticristinismo. Esto no es un fracaso del Gobierno nacional ni mucho menos algo para celebrar. Cualquiera que, desde una postura opositora, que es válida, reivindique el fallo está cometiendo un gesto de irresponsabilidad política atroz. Para ponerlo en términos futbolísticos, ya que estamos también a tono con eso, el que celebre el fallo está hinchando para el equipo contrario.