El eje del discurso oficialista sobre la tragedia de La Plata se ha desplazado hacia la militancia juvenil. La presidenta se ha mostrado emocionada junto a los jóvenes militantes de sus organizaciones afines; ha ponderado el valor del compromiso de los pibes, ha exhibido la capacidad de despliegue que tiene el aparato. El ya famoso Cuervo Larroque se ha indignado ante un cuestionamiento ético remarcando el valor del trabajo de las organizaciones. La tragedia se ha convertido en una causa romántica de las mejores.
Al lado de este despliegue político, cientos de miles de personas, silenciosamente , con sus medios, sin pecheras partidarias han dado una muestra fantástica de su compromiso con sus hermanos arrasados por la inundación.