Dilma Rousseff, cómplice del régimen de Maduro

La semana pasada fue noticia el viajecito que Diosdado Cabello, el indiciado capitán presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, se mandó por Brasil para cerrar nuevos negocios que sin dudas complacen a ese corrupto Partido de los Trabajadores y a sus tan cuestionados líderes Lula Da Silva y Dilma Rousseff.

Conocido de todos es el cúmulo de transgresiones y escándalos que llevó al gobierno de ese país Inacio Lula da Silva y ha continuado su sucesora. Corruptelas que por supuesto también han signado las negociaciones y contratos que Hugo Chávez, a cambio del incondicional apoyo del gobierno primero de Lula y posteriormente de la Rousseff, pacto y repartió con empresas brasileras siempre cercanas a estos personajes y que como pudimos constatar con el viaje reciente de Cabello siguen los herederos del militar golpista, que llegó al poder para saquear a Venezuela y beneficiar a todo extranjero que dance al ritmo de ambición de eternidad, fraudes, componendas e ilícitos.

Justo días después del paseíllo de Cabello por Sao Paulo y Brasilia, y luego de 24 horas del ataque a la delegación de senadores que trataron de visitar Venezuela y constatar por ellos mismos la terrible situación de los presos políticos, autoridades judiciales de Brasil confirmaron la detención de Marcelo Odebrecht y Otávio Azevedo, acusados de fraude en licitaciones y formación de cartel. Estos dos, que han multiplicado de manera inconmensurable sus fortunas con contratos en Venezuela, presiden respectivamente Odebrecht y Andrade Gutierrez, dos empresarios extranjeros que por lustros han disfrutado de asignaciones a dedo de grandes negocios en Venezuela y ojalá que alguna vez podamos conocer el entramado delincuencial que los chavistas junto con ellos estructuraron.

Todo esto y más es lo que nos permite entender la actitud de la presidenta de Brasil, que vuelve a demostrar su complicidad con el régimen castrocomunista que mantiene a Venezuela entre la mentira y el miedo. Izquierda canalla adueñada del poder en muchos países de esta América, donde desde el resentimiento y el odio eligen a favoritos del diablo, que convierten en políticas los más abyectos crímenes y las más grotescas corruptelas…

Dilma Rousseff, mostrándose tal cual es al apoyar la agresión que una neotiranía castrocomunista le hace a la comitiva de senadores brasileños integrada por Aécio Neves (senador y excandidato a la presidencia de Brasil), Aloysio Nunes Ferreira (presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores), Cássio Cunha Lima, José Agripino, Ronaldo Caiado, Ricardo Ferraço, José Medeiros y Sérgio Petecão.

Sin un vestigio de disimulo esta mujer, con un prontuario de violencia delictiva, ataca a los senadores brasileños que han pretendido visitar a los políticos opositores venezolanos, presos de Maduro y su banda; demócratas a los que tilda “de responsables de actos violentos ocurridos en Venezuela en el año 2014″, y asegura que todos sus coterráneos agredidos e impedidos de visitar a Leopoldo López, Antonio Ledezma y Daniel Ceballos “han cometido una afrenta a la soberanía venezolana y han llenado de vergüenza a Brasil”.

Y en vista de que esta mujer tiene la osadía de tildar a honorables venezolanos de delincuentes que según ella realizaron llamados a la violencia durante protestas opositoras contra el gobierno de Maduro y provocaron 43 muertes en las “guarimbas”, me voy a permitir aquí recordar quién es ella, con su pasado terrorista y para muchos una asesina y una asaltante de bancos.

Dilma Rousseff, activista de Revolucionaria Palmares o VAR-Palmares, uno de los principales grupos armados de la década de los años 60 en Brasil y que asesinó a muchos brasileños inocentes. La misma que el 18 de julio de 1969 planeó y participó en el robo de una caja fuerte del gobernador de São Paulo Adhemar Barros que contenía 2,5 millones de dólares. Asaltante que utilizaba distintos alias: Estela, Luísa y Vanda, y que cree que ser presidenta de Brasil le borró su ficha criminal y tiene patente de corso para tildar de delincuentes a honorables políticos de Venezuela.

Tomaré lo dicho ya por el senador Aécio Neves días después de las elecciones donde fue reelecta Rousseff, para concluir que no podemos los venezolanos probos esperar solidaridad “de ese grupo político que está en el poder y es socio de una organización delictiva que se instaló en el seno de muchas empresas brasileñas”.

Al estulto hasta Evo lo olvida

Hace muchísimos años, las célebres Galeries Lafayette de París lanzaron una campaña donde se decía que en la famosa tienda cada noche había un estreno. Pues el señor Nicolás Maduro, ungido por los tiranos Castro como presidente de Venezuela les está haciendo la competencia y día a día no es uno sino muchos “Estrenos”.

Lo primero ha sido estrenarse como un tío más hablador que el difunto Chávez, cosa que es mucho decir; el segundo, buscar superar también al finado en eso de la viajadera… Nicolás tiene poco más de 100 días en el poder y habría que llamarle “Pata caliente” porque aquí, aquí en el país no para. A ese avión le da chola y un día está en Rusia y a las horas en Bielorrusia… Argentina es un saltico y Cuba su verdadero hogar. Hace poco el que muchos imaginan un modesto ex chofer de autobús cuidadoso del gasto, se consumió un millón de dólares en un viajecito de 3 días a Uruguay, Argentina y Brasil. Mejor ni pensar cuánto se gastó en las celebraciones de los 60 años de la fulana toma del Cuartel Moncada en Cuba, un recinto donde comenzaron las grandes mentiras de los Castro, ya que el lugar no era un cuartel sino un hospital militar, pero allí arrancó la leyenda del valor de Fidel Castro un astuto truhan. Y ¡Ojo! Maduro está haciendo maletas porque va para China. ¡Ave María Purísima!

Les cuento que para Cuba se fueron todos… Doña Cilia, buena parte de la cúpula roja rojita y unos cuantos chulos extranjeros que por supuesto no se gastaron ni una puya (centavo), porque quién va a creer que Pepe Mujica y Evo pusieron un solo cobre para irse al guateque.

Y es que además de parlanchín Maduro nos salió gastador… El diputado opositor Carlos Berrizbeitia se ha dedicado a investigar y precisar lo que nos cuestan estos paseíllos… El tío no viaja solo, ¡noooo!, con él se lleva una amplia comitiva que Berrizbeitia calcula en aproximadamente 100 personas entre familiares, periodistas, ministros, asesores y personal de seguridad. “Gastan, entre viáticos y alojamientos, unos 534 mil dólares” por viajecito y a esto hay que sumarle que el avión presidencial, por cada hora de vuelo consume 30 mil dólares, un promedio de 480 mil dólares en la ruta Uruguay, Argentina y Brasil. ¡Saquen cuentas pues!

En los primeros 100 días de gobierno Nicolás Maduro se ha gastado viajando más de 15 millones de dólares, un monto tres veces mayor al dinero que se empleó –de acuerdo con el presupuesto del Ministerio de Salud en 2013– para la “dotación de medicamentos, material médico quirúrgico y equipamiento médico y no médico para 70% de los ambulatorios centralizados y 30% de la red de ambulatorios descentralizados del primer nivel de atención en salud”. Pero eso está muy bien, porque hay que entender que para Maduro el impacto de ser presidente lo tiene turulato.

Habla, viaja, gasta, amenaza, delira… Maduro nos ha probado que siempre puede haber algo o alguien peor… No es que su “Padre” el “Gran Gigante” el “Segundo Bolívar” el “Comandante eterno” fuera un tipo comedido en eso de gastar lo que al principio no era de él… Chávez igual que llegó matando aquel 4 de febrero del año 1992, cuando piso Miraflores el año 98, llegó gastando y llegó “Quechando” (como los cátcher del baseball) el tesoro nacional… Allí comenzó el vertiginoso enriquecimiento de su gente, de sus acólitos nacionales y extranjeros y de esa cuerda de chulos que nos cayeron en “cambote” y que tienen 14 años arrasándonos Venezuela. Maduro sigue su huella.

Y parece que lo afecta psicológicamente, eso que coloquialmente llamamos ponerlo turulato, tanto que si el difunto era propenso cíclicamente a hablar de atentados y magnicidios, Maduro lo hace a diario… Con un país tomado por el hampa, donde sólo en Caracas este mes de julio que aún no termina van 400 muertos por acciones violentas, lo único que ocupa sus horas, además de viajar y pedir más plata prestada, es anunciar feroces persecuciones y desmontaje  de los planes de “los enemigos de la patria”, que tan malucos quieren rasparlo. Brama Maduro desde su estultez: “No advierto a los adversarios, advierto a los enemigos de la patria. Tenemos pruebas de cómo se han preparado los atentados”. Y hablando hasta por los codos dice que “Pronto hablará”…

Rematando: “Si ellos llegaran a hacerme algo a mí, la ira de los Dioses y de los pueblos, sería incontenible, quedarían inhabilitados por diez siglos para hacer política y la revolución se radicalizaría aún más”… Y esto aunque parezca cómico no me lo invento, por eso lo copio textual y lo encomillo.

Pero frente a este anuncio de irás divinas y siglos de inhabilitación para sus adversarios, viene el chuleta Evo y le echa tremenda lavativa. No se le ocurre otra cosa al boliviano que comportarse como aquel cantautor de boleros llamado Roberto Ledesma, que puso de moda el famoso “Se me olvidó tu nombre”.

El sábado pasado el “Compañero Evo” sin el menor rubor confesó que él se olvida que Maduro existe. Reconoció que a veces pregunta por Hugo Chávez en vez de preguntar por Nicolás Maduro y explicó en su discurso que “le cuesta cambiar de presidente”. Ante sus seguidores, dijo que esos lapsus seguramente les pasan a todos cuando se pierde a “un papá”, “una mamá”, otro familiar cercano o en este caso, al que pagaba sus cuentas…

Pero lo real es que eso no le debe haber caído bien a Maduro, fiel espécimen para personalizar al estulto que definió Erasmo de Rotterdam en su Elogio de la locura, porque queridos lectores, como tal ya Nicolás se cree el gran estadista planetario, “El Líder”, el papachongo galáctico. Yo creo que quizá se debate entre dos posibilidades, la primera cerrarle el chorro de plata a Don Evo, o la segunda, darle más para que ni se le ocurra cantarle el bolero que dice:

Qué raro, ayer te vi pasar y al quererte llamar
la verdad, es para que te asombres
a pesar de lo mucho que te amé
me puedes tú creer: se me olvidó tu nombre.

 

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