Y en el 2016 ¡Milico a tu cuartel!

Ya han transcurrido tres semanas de ese triunfo extraordinario de la civilidad sobre el militarismo salvaje. Triunfo que debemos administrar con inteligencia, con serenidad y firmeza. Triunfo que nos exige más que nunca hablar claro y no quedarnos como convidados de piedra en una obra magna donde casi 8 millones de venezolanos con pequeñas papeletas de votación gritamos ¡Basta!

Y es que si algo debe impulsar este pasado 6D es quitarles a los militares la arrogante creencia de que les tenemos miedo y que la civilidad está supeditada a su barbarie armada. Los militares a los cuarteles es una proclama inaplazable por necesaria. El gobierno debe ser civil. Ya está bueno de altaneros troperos creyéndose dueños de Venezuela. Ya está bueno que muchos civiles -unos por cálculos miedosos y otros por cálculos indignos- estén desgañitándose en loas a un grupo militar que pasará a la historia republicana de Venezuela como el más abyecto. Como grandes traidores y muchos, delictuosos integrantes de una banda hamponil.

17 años de tragedia tienen padres. No se generaron en un laboratorio. Son producto de la apatía, del conformismo, de la complicidad. Y no callaré tampoco ahora que mi contento es grande porque creo que esos -que mucho hemos denunciado y combatido- han recibido por fin un ¡Tatequieto! Yo he apostado desde siempre por Venezuela y veo lo que si se maneja con inteligencia, será el final del Chavismo con Chávez y sin Chávez, porque con él y sin él es la misma letrina. La misma comparsa de chulos, pseudo opositores, hampones de franelas rojas y hampones de camisa cara.

Por eso, unos días después del 6D, a las preguntas que me hizo un colega periodista para su análisis sobre los sucesos electorales, mis respuestas llevaron el mismo estilo con el que he hablado y hablaré siempre.

Me dijo: ¿Cuál es la razón por la que el ejército se negó a obedecer la orden desesperada de Maduro?

Aclarándole previamente que esa versión de cuento para niños no me va, y aclarándole también que respondería desde lo que creo supuestos negados, las razones pueden ser varias… una de ellas, que después de haber convertido el estamento militar en brazo armado del castrochavismo, de haber aceptado complacidos la invasión cubana en cuarteles e instituciones militares, en registros y notarías públicas, en ministerios y hasta en el propio Palacio de Miraflores, en el cual Raúl Castro tuvo la descarada osadía de montar consejos de ministros como el de abril de 2010 donde honores al invasor fueron rendidos por esa legión indigna de uniformados tanto al dictador cubano como a sus ministros y altos jerarcas, sopesaron y prefieren comenzar a lavar sus sucias caras…

¿Y me voy a olvidar de esto y los voy a hacer mis héroes? Pues no. Escucho aún  el grito ¡Fuerza armada Chavista, revolucionaria y anti imperialista!, el ¡Patria Socialismo o Muerte!

¡No! más bien se me parecen  a las legendarias ratas de las naves hundiéndose y sus desesperados abandonos…

Y siguió mi colega con sus preguntas, una: ¿Es esto el final del chavismo?

Y le aclaré que decir el final es muy apresurado y muy altanero. Creo que es sí, la confirmación de que hay un pueblo que se hartó de mentiras y robos, y otro que gusta de apoyos remunerados y al terminarse la plata por la ruina del estado, producto del saqueo rojo, no les motivó más el cuento de la “Revolución bonita” y menos aquel slogan de “Con hambre y sin empleo yo con Chávez me resteo…”

Es muy complicada la realidad sociopolítica que ha dejado este tiempo de arengas violentas, de desmontaje de leyes, de impunidad a cambio de apoyos… Es también complicado hoy, imaginar que en esa desbandada roja, haya propósito de enmienda y mucho menos contrición de corazón… Por eso es más que sensato dar tiempo antes de responder de manera axiomática.

Preguntó también mi colega si veo riesgo aún de golpe de Estado… y le respondí que yo no lo creo… Pero siempre puede haber en un militarote rojo ese corazoncito golpista y esas ganas de ser un nuevo caudillo. Sin embargo, reitero: ¡No lo creo! Además, enriquecidos como están muchos, pueden pensar que es mejor cargar la lana, quedarse con ella, y no ganarse la fama que a todas todas es y sería muy mala.

Y otra incógnita ¿Saldrán a la luz pruebas que demuestren al mundo el intento de fraude de última hora de los chavistas y del plante militar a Maduro?

Le comento a él y a todos mis lectores que de hecho ya está más que confirmada la intención… pero dicen que no tuvo apoyo de los que en ese momento prefirieron la “Institucionalidad” algo que se habían saltado a la torera por años. ¡Pero vamos, nunca es tarde! y si sumamos a esto el desnude del narcotráfico en las filas del régimen,  las consecuencias legales a nivel internacional, también frenan cualquier mal pensamiento… El supuesto “Cartel de los Soles” debe estar más preocupado por no llegar a cambiar el uniforme, las medallas y charreteras por un overall color naranja…

Por eso, desde aquí pido con fe que el 2016 sea el año del rescate de nuestras libertades en una Venezuela con democracia real. El año donde impongamos que lo más sano es decir con fuerza ciudadana y civilismo: ¡Milico a tu cuartel!

…y no le dio miedo

La semana pasada en este mismo espacio decía que yo conozco la maldad de la Peste roja y cada día y con cada crimen me doy cuenta de cuán abyecta y gigantesca es.

Este pasado jueves reeditaron la farsa diabólica donde se pretende mostrar los actos de una justicia inexistente y en la etapa conclusiva del juicio que se le siguió a Leopoldo López, el gran líder opositor, sacaron sus hordas, su versión criolla de las Brigadas de Acción Rápida de la Cuba de los tiranos Castro para amedrentar y sembrar terror en una población que necesitan paralizada y sumisa.

Esas hordas apuntalan a una Peste que ya no es mayoría pero conserva  sociópatas peligrosísimos que solo piensan en agredir y matar y para los que el resentimiento es su alimento y su enfermiza incondicionalidad su fuente de ingresos. Gozan también de brazos armados en las fuerzas militares y policiales que responden a sus órdenes.

Lo veo y me digo ¡Pobre Venezuela…! Y es que la Peste roja en algún tiempo se irá, pero queda un pueblo al que han bestializado, quitado principios y valores y enseñado a odiar y mientras más se tarde en dejar el Poder, peor será esa masa embrutecida, prostituida y sin valores de ningún tipo más allá de la sumisión a los Capos mayores.

Esos seres bestializados ese jueves se preocuparon de cobrarse una vida y golpear con saña a bastantes ciudadanos, entre ellos Manuela Bolívar, candidata de Voluntad Popular -partido de Leopoldo López- a la Asamblea Nacional por el estado Miranda y además hija de un político cuya especialidad es no molestar a esta tiranía roja. Tanto se especializa en ello Didalco Antonio Bolívar Graterol, que ni una palabra ha dicho sobre la brutalidad infame contra su propia hija, mostrándose el perfecto lacayo de una tiranía roja, corrupta y asesina.

Ese mismo día el señor Horacio Blanco, también militante de Voluntad Popular, luego de ser golpeado murió de un infarto en la calle. Es difícil salir ileso de estas emboscadas ejecutada por tarifados del régimen a los que cancerberas brutales como  Jacqueline Faría, una prospera castrochavista que no considera malo ser rica ella ni su compinche Jorge Rodríguez y mucho menos la familia de “Maduros frutos y avispadas Flores” ni ningún jerarca colorado, temprano convocó vía Twitter a concentrarse cerca del tribunal para exigir que se condenara a Leopoldo López bajo los parámetros de esa babosa y sanguinolenta actividad perversa que esos transgresores llaman  “Hacer justicia”.

Total apreciados lectores que nuevamente la mayoría de ciudadanos honestos que a duras penas sobrevivimos en esta guarida que es Venezuela, estuvimos en vilo desde la mañana hasta tarde en la noche.  En vilo porque siempre pervive la esperanza y por eso se piensa que no todos sean tan crápulas y emerja entre el estiércol la dignidad.

Twitter y algunos medios extranjeros a los que todavía tenemos acceso nos iban informando, también el diario El Nacional. El monopolio hegemónico de la prensa oficialista por supuesto nada decía de lo que en los alrededores del Palacio de Injusticias sucedía ni tampoco daba cabida a la diversidad de opiniones que para ellos es causal de largas y duras condenas…

Pasaban las horas y con ellas crecía la angustia que por distintas perversiones se ha convertido en parte de la vida de los venezolanos. Un Leopoldo enérgico, incapaz de mostrar flaquezas le dijo a esa mujer que ahora sabemos una más de los jueces de la infamia: “…si salgo libre hoy, lo primero que haré será ir a mi casa a abrazar a mis hijos, decirle a Manuela que cumplí con mi promesa de volver antes de su cumpleaños, pedirle matrimonio de nuevo a Lilian y salir a abrazar a mis hermanos de Voluntad Popular”.

No lo logró… Esa juez Barreiros dejó clara su rastrera sumisión, esa que vemos en su rostro cortesano fotografiada con el capitán del mazo. Esa que con su hacer ha dejado más clara aún la condición honesta de María de Lourdes Afiuni.

Leopoldo continuaba su defensa por una acusación que a quienes habría que hacer, es a la Faria, a Ameliach, a Diosdado Cabello expertos en incitar el odio y convocar a matar…

Leopoldo gallardo le dijo a esa mujer: “Si me condena le va a dar más miedo a usted leer la sentencia que a mi recibirla porque usted sabe que soy inocente”.

Muy tarde me enteré que no tuvo miedo… y que las hienas en manada no lo sienten.

Como el padre de Leopoldo yo le pido a Dios vivir lo suficiente para ver el destino que le depara a la jueza Susana Barreiros, a sus amos, a esa Peste que ha envilecido pueblo e instituciones

Dieciséis años de abusos e impunidad

Caracas.- Dieciséis años de abusos e impunidad han cebado y dado absoluta confianza a esos facinerosos chavistas que de manera insaciable robaron y siguen robando en un saqueo, al que han llamado revolución, y que de tanto repetir que llegaron para quedarse se lo creyeron y ahora aúllan tratando de tapar el miedo con una baladronada que a las claras muestra que sus tiempos de libertinaje seguro llegan a su fin.

La prensa del mundo tiene un verdadero filón en ese saqueo que castrochavistas han hecho, saqueo que muestra que aunque son incapaces para crear progreso y felicidad para el pueblo, a la hora de robar son efectivísimos. Se conoce -y puede ser bastante más- que algunos venezolanos tienen en el exterior más de 350.000 millones de dólares de origen dudoso, y como la fortuna es una rueda que baja y sube, esa millonada ha sido detectada y esas leyes financieras que rigen en países desarrollados casi han eliminado el secreto bancario, tan útil para los pillos; y hoy la comunidad internacional puede husmear, precisar y congelar capitales mal habidos producto  del lavado de dinero derivado del terrorismo, la corrupción y el narcotráfico. Continuar leyendo

Nicolás: tú y la banda están en apuros…

La decisión –por unanimidad- del Senado norteamericano de sancionar a los jerarcas del chavismo que han violado Derechos Humanos y han depredado la hacienda pública convirtiéndose en archimillonarios con jugosas cuentas en bancos norteamericanos e impactantes propiedades en Estados Unidos esperaba el miércoles por Obama. Muchos cazaban apuestas… Más cuando el mundo se sorprendía ante una decisión tomada claramente por Obama y un grupo de pragmáticos políticos y comerciantes norteamericanos, con la anuencia de Bergoglio y otros “amigos” de los Castro.

Fue el 17 de diciembre, en coincidencia con el día de la muerte de Simón Bolívar, ahora manoseado, con cara de zambo y boina roja. Fue otro día de triunfos de los tiranos y asesinos y de más claudicaciones de los que se dicen o por lo menos fungen de demócratas. Un día “Obama and Kerry style”. Continuar leyendo

Venezuela sepulta la libertad de prensa

Para los psicólogos y también para sociólogos, ese sentimiento duro y hostil que conocemos como desprecio no es más que una intensa sensación de falta de respeto por el que nos lo motiva. No hay posibilidad de reconocimiento alguno hacia el que llegamos a despreciar porque simplemente nos mostró su total falta de integridad moral, su desvergüenza ante la mentira, su tranquilidad cuando humilla al otro.

El desprecio sin dudas nace de un sentimiento de superioridad. Y sí, sí hay una conciencia de superioridad cuando nos comparamos -y, en mi caso, me comparo- con aquellos que despreciamos infinitamente. Esos hipócritas, esos hedonistas bajo el concepto cirenaico; acomodaticios hasta las náuseas que les importa un bledo el país y el dolor ajeno.

Y por donde me asomo los encuentro, y eso me lleva a parecerme casi a un personaje de Moravia de la novela que tituló “El desprecio”. Y aunque mi frustración es bien racional -a diferencia de aquella padecida por Ricardo Molteni y su mujer- igual que ellos me distancio, me horrorizo, me decepciono de los que por siempre imaginé decentes en la extensión más llana del término.

Venezuela cada vez se hunde más en un lodazal amoral y de allí no puedo sacar otra cosa que no sea amargura e ironía. Amargura e ironía, y unas ganas infinitas de poner distancia entre los que no merecen respeto, no merecen afecto y también de aquellos que en el terreno sin ley ni principios éticos que creemos un país, ponen cara de tontos, no se enteran o fingen no hacerlo, y estiran el tiempo donde sus gordiflones egos gozan de un espacio para pontificar mientras hacerlo complazca o no moleste al dueño nuevo, que -con seguridad- les dejará en tanto hacerlo convenga a la imagen que hay que mostrar por un tiempito.

Pero al cuerno con esas consejas repulsivas que te dicen que escribas sobre filosofadas que no comprometan y te metan en el círculo ridículo del mutuo bombo. O que llenes cuartillas con bravuconadas que no toquen a los nuevos patrones pero que te sirvan para aparentar coraje.

Al cuerno la mal llamada prudencia cuando realmente es vivarachería. El pretender –si eres columnista de opinión de un diario- pasar agachado y meterte en la misma dolorosa realidad de periodistas profesionales y activos que han sido abandonados a su suerte en una Venezuela donde ya casi no quedan medios independientes y por tanto no hay puertas que tocar y no les queda más que rogarle a Dios el milagro que haga verdad lo que saben una mentira en boga.

Porque lo único real es que el periódico El Universal, fundado hace 105 años (1909), ese que logró sobrevivir a los dictadores Juan Vicente Gómez y Marcos  Pérez Jiménez, cayó abatido por la peste roja. El Universal también fue engullido por un monstruo que estrena cabezas, ya que hay muchas siempre listas a servirle al mejor postor.

Lo único real es que un hecho tan terrible para la libertad de información y opinión en este lupanar caribeño que es ahora Venezuela no sea tema ni preocupación para esos que por muchos, muchos años -y otros más recientemente también- tuvieron en él tribuna, que no lo denuncien, lo rechacen, lo cuestionen.

El gigante centenario también ha sucumbido frente a la barbarie y me duele infinitamente, ya que crecí con su slogan en mi corazón y mi mente: “Porque nada convence más que la verdad”. Tristeza tengo en mi alma y mucha ira ante la complicidad hecha modus vivendi.

La verdad es que sus dueños, que aunque les respeto el derecho a vender su propiedad, pudieron mostrar más consideración hacia los que por años han hecho posible con su talento, profesionalismo y lealtad que El Universal siguiera siendo un gran periódico y la empresa una corporación respetable. Y es que del secretismo tengo derecho a pensar mal. Sólo comparo por ejemplo, la venta del diario colombiano El Tiempo a un grupo español tan fuerte como Planeta, o la compra de Radio Chile por el grupo Prisa. Qué decir de cómo el dueño de Amazon, Jeff Bezos, compró The Washington Post. Claridad sin secretismos. Pero en esta provincia n° 15 de la asquerosa tiranía cubana hemos comprado sus modos, sus abusos y anda que al secretismo lo llamaron “cláusula de confidencialidad”.

Lo real, lo feo es que vendieron El Universal a una fulana empresa española que nadie conoce, que desembolsa 90 millones de euros, pero su capital fundacional, hace menos de un año, es de €3.600. Que un portal gobiernero como Aporrea nos pretende vender a un tío llamado Eduardo López de la Osa Escribano como el George Soros de la Madre Patria, y además con títulos y blasones. En dos platos “Un grande de España”, que de tan excéntrico opera su emporio desde un apartamentucho en el N° 18 del madrileño barrio de Paseo del Pintor Rosales. Un tío que aparentemente –vaya a saberse por qué rollo freudiano-  decide humillar a Venezuela imponiendo en la presidencia de El Universal, ese diario pleno de tradición y valores fundado en 1909 por un Poeta (Andrés Mata), a un personaje famoso por ser actor de reparto en el vergonzante affaire Banco Latino, una de las grandes estafas bancarias de la historia delincuencial nuestra. Alguien al que el mismo Universal en el año 1998 refería como prófugo de la Justicia…

Personajes sombríos y desconocidos. Confidencialidad que sirve de mampara para que un régimen decidido a sepultar la libertad de prensa maquille de operaciones mercantiles lo que es simple apoderamiento de todos los medios de comunicación.

La neotiranía castrochavista aprendió del error de cerrar Radio Caracas Televisión y robarles sus equipos. Después de eso, se han agenciado cómplices para expropiar circuitos radiales, canales de televisión y medios impresos, con la farsa de que “emprendedores empresarios” ven divertido invertir donde no hay seguridad jurídica, no hay divisas, no hay democracia, no hay ni papel toilette ni papel para imprimir periódicos.

Globovisión, su accionista mayoritario, Guillermo Zuloaga se lo vendió al gobierno a través de la mampara de Juan Domingo Cordero, y unos descarados boliburgueses de groseras fortunas bajo el amparo de la Robolución. Nada mal el negocio por cierto.

Al Grupo Capriles un tal Latam Media Holding, perteneciente a otro desconocido Hanson Group (empresa registrada en Curazao el 26 de septiembre del año 2013), lo compró y lo silenció. Trató de amordazar a sus periodistas, hubo un éxodo de honestos y terminó con una larga tradición de libertad de opinión e información.

Otros medios se han vendido ya y otros están en la cola. Debí escribir mi columna de esta semana en El Universal. No quise. Me despido del diario donde por décadas escribí con toda libertad y pleno respeto. Es mi derecho porque si un rico alega patrimonio, herencia de sus hijos, derechos empresariales, sería una vileza no permitirme alegar mis valores que en resumen para mí son capital valiosísimo.

Escribo lo que siento, lo que debo decir porque comprendo la pesadilla que se está viviendo en ese edificio grande, con muchos pisos vacíos y muchas ilusiones vaciadas y quién me crea capaz de irme contra periodistas que deben callar mientras tiemblan de ira frente al nuevo abusador que sabe de su necesidad, no me conoce.

Y sé que no hay bozal más cruel, más lacerante que el bozal de pan o de arepa. ¿Cómo dejas a tus hijos en la calle? ¿A dónde vas si ya no quedan opciones laborales? Por eso, los que podemos hablar no debemos callar. Hay que fortalecer el espinazo para que no puedas doblarlo aunque te obliguen.

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