De ciudadanos a víctimas

Para cualquier venezolano medianamente lúcido hablar de ciudadanía es estulticia… Esa condición la perdimos cuando en 1998 un tropero golpista infame, junto con su horda de malandros rojos, llegó al poder.

Verdaderamente debemos ser honestos y admitir que poco hicimos, en aquella época, ni durante los 16 años posteriores, para impedir ese despojo.

Hugo Chávez, ese que ahora le pretenden levantar altares como si el patrón de la Venezuela quebrada fuera, ese bárbaro de verde olivo que de un pitazo despidió a más de 18.000 empleados de la estatal petrolera PDVSA, cifra que aglutinó técnicos de todas las áreas, geólogos, geofísicos, ingenieros, informáticos, personal administrativo, obreros, oficinistas. Más de 18.000 seres que el tropero dejó en la calle y lo aceptamos y al hacerlo, convalidamos  la destrucción de nuestra única empresa generadora de riquezas, le aprobamos la catástrofe que ya tenía en su mente enferma, como le aceptamos que la hija pequeña le pareciera mejor el escudo nacional con el caballo a galope hacia la izquierda, y a él los cubanos comunistas, ruinosos y perversos como ejemplo a seguir.

Le consentimos que nos despojara del país y lo usara como su conuco, y digo conuco y no hacienda, porque Chávez asumió ese casi millón de kilómetros cuadrados como eso, un terreno para arrasarlo, para espolearlo y compartirlo con sus compinches nacionales y extranjeros, mientras nosotros le mirábamos hacer.

Y seguir haciendo el inventario de errores no lo veo necesario, ni por el espacio de esta columna ni porque le sea desconocido a alguien. Simplemente aceptamos que aquel milico brutal, abusivo y terrorista hiciera lo que le dio la gana, expropiara y robara para hacer ricos a sus cómplices y crear una ralea corrupta e inepta a la que se le deben estos 16 años de horrores aunque por allí hayan unos cuantos que pretendan limpiarle las culpas y dejarlas todas en el haber de Nicolás Maduro, esa mojiganga abyecta que claramente no tiene capacidad, él ni sus secuaces, para enderezar lo que heredó y sencillamente ha terminado de destruir lo poco que quedaba tanto en lo económico como en lo moral.

Y no le demos vueltas para definir lo que la Peste nos aplicó y aplica. Es terrorismo lo que hizo Chávez contra todos nosotros y continuaron haciendo Maduro y Diosdado, aunque por allí un perdedor sin garras y su vástago enchufadito pretendan decir que los satanizamos, sobre todo al capitán Trucutú, ese que alucina cada vez que se imagina asentando mazazos a todo el que se rebele contra su pretensión de tratarnos como a conscriptos.  

Nuestra condición de ciudadanos se volvió leña porque no hay posibilidad de conservarla después que un Chávez nos mantuvo casi 14 años en una febril confrontación política e ideológica, para que no viéramos que el país se caía a pedazos. Para que no hiciéramos nada para impedir que la inflación pulverizara nuestros ingresos y nos pusiera cada día más pobres, ni nos rebeláramos porque el hampa cobraba cientos de muertos semanalmente y a Chávez le resbalaban como le resbalan a Maduro, a Diosdado Cabello y a todo ese Puesto de Comando Presidencial, en el Palacio de Miraflores, que con absoluta franqueza debo decirles que parece más bien un puesto de venta de cochino frito.

Hablando tonterías vimos lo que nadie puede llamar sorpresa: la caída de los precios del petróleo y la crisis financiera mundial que sinceró el desastre del padre del Socialismo del Siglo XXI e impidió que también la mojiganga gozara de liderazgo planetario, simplemente porque nos colocó en muy poco tiempo en una situación desesperada al no haber dinero para cubrir las importaciones que en Venezuela representan más del 80% de lo que consumismos y los millones de millones que entraron por concepto de venta de petróleo, a precios jamás vistos ni soñados, sirvieron únicamente para mantener chulos cubanos, nicaragüenses, bolivianos y “amigos” igualitos a los ratones tan fraternos con el queso.

Y el pasado viernes, entrando la noche, apareció el combo anunciando el Estado de Excepción… y resulta que realmente la única excepción es que los venezolanos nos sigamos calando esta Peste Roja con su malandraje empoderado.

Por todo, me pregunto: ¿qué somos ahora? Porque ciudadanos hace mucho que dejamos de serlo. Decía Aristóteles: “El que es ciudadano en una democracia con frecuencia no es ciudadano en una oligarquía” y lo que está en el poder es eso, una oligarquía de malandrines, una pandilla que nos despojó de la ciudadanía plena y nos convirtió en sus víctimas.

Una tiranía abyecta en Venezuela

Tiranía descarada donde un hombre indiciado por narco, Diosdado Cabello, tiene el descaro de decirle a las mujeres de la oposición: “Si a ustedes no las quieren allá del lado de la revolución, sí las respetamos…”. ¿Le dirá eso a la juez Afiuni? ¿Esa mujer violada, cuando se convirtió en la presa de Hugo Chávez, el día en que un militarote bestia y abusivo hirió de muerte la Justicia y se erigió en juez?

Fue el 10 de diciembre de 2009, solo 15 minutos después de haber otorgado libertad condicional al empresario Eligio Cedeño, la jueza María de Lourdes Afiuni fue detenida, acusada de corrupción y vivió un calvario terrible. Esta víctima del régimen castrochavista declaró hace 6 años: “Mi celda tiene una ventana, entra claridad, pero el sol no entra directo. Mi ejercicio es dar seis pasos hacia la puerta y seis de regreso. Cuando ingresé no tenía ni colchón. Lo que se ha arreglado en la celda ha sido gracias a mis familiares, abogados y amigos, hasta el candado con el que me encerraban lo compraron mis familiares”. Continuar leyendo

Dilma Rousseff, cómplice del régimen de Maduro

La semana pasada fue noticia el viajecito que Diosdado Cabello, el indiciado capitán presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, se mandó por Brasil para cerrar nuevos negocios que sin dudas complacen a ese corrupto Partido de los Trabajadores y a sus tan cuestionados líderes Lula Da Silva y Dilma Rousseff.

Conocido de todos es el cúmulo de transgresiones y escándalos que llevó al gobierno de ese país Inacio Lula da Silva y ha continuado su sucesora. Corruptelas que por supuesto también han signado las negociaciones y contratos que Hugo Chávez, a cambio del incondicional apoyo del gobierno primero de Lula y posteriormente de la Rousseff, pacto y repartió con empresas brasileras siempre cercanas a estos personajes y que como pudimos constatar con el viaje reciente de Cabello siguen los herederos del militar golpista, que llegó al poder para saquear a Venezuela y beneficiar a todo extranjero que dance al ritmo de ambición de eternidad, fraudes, componendas e ilícitos.

Justo días después del paseíllo de Cabello por Sao Paulo y Brasilia, y luego de 24 horas del ataque a la delegación de senadores que trataron de visitar Venezuela y constatar por ellos mismos la terrible situación de los presos políticos, autoridades judiciales de Brasil confirmaron la detención de Marcelo Odebrecht y Otávio Azevedo, acusados de fraude en licitaciones y formación de cartel. Estos dos, que han multiplicado de manera inconmensurable sus fortunas con contratos en Venezuela, presiden respectivamente Odebrecht y Andrade Gutierrez, dos empresarios extranjeros que por lustros han disfrutado de asignaciones a dedo de grandes negocios en Venezuela y ojalá que alguna vez podamos conocer el entramado delincuencial que los chavistas junto con ellos estructuraron.

Todo esto y más es lo que nos permite entender la actitud de la presidenta de Brasil, que vuelve a demostrar su complicidad con el régimen castrocomunista que mantiene a Venezuela entre la mentira y el miedo. Izquierda canalla adueñada del poder en muchos países de esta América, donde desde el resentimiento y el odio eligen a favoritos del diablo, que convierten en políticas los más abyectos crímenes y las más grotescas corruptelas…

Dilma Rousseff, mostrándose tal cual es al apoyar la agresión que una neotiranía castrocomunista le hace a la comitiva de senadores brasileños integrada por Aécio Neves (senador y excandidato a la presidencia de Brasil), Aloysio Nunes Ferreira (presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores), Cássio Cunha Lima, José Agripino, Ronaldo Caiado, Ricardo Ferraço, José Medeiros y Sérgio Petecão.

Sin un vestigio de disimulo esta mujer, con un prontuario de violencia delictiva, ataca a los senadores brasileños que han pretendido visitar a los políticos opositores venezolanos, presos de Maduro y su banda; demócratas a los que tilda “de responsables de actos violentos ocurridos en Venezuela en el año 2014″, y asegura que todos sus coterráneos agredidos e impedidos de visitar a Leopoldo López, Antonio Ledezma y Daniel Ceballos “han cometido una afrenta a la soberanía venezolana y han llenado de vergüenza a Brasil”.

Y en vista de que esta mujer tiene la osadía de tildar a honorables venezolanos de delincuentes que según ella realizaron llamados a la violencia durante protestas opositoras contra el gobierno de Maduro y provocaron 43 muertes en las “guarimbas”, me voy a permitir aquí recordar quién es ella, con su pasado terrorista y para muchos una asesina y una asaltante de bancos.

Dilma Rousseff, activista de Revolucionaria Palmares o VAR-Palmares, uno de los principales grupos armados de la década de los años 60 en Brasil y que asesinó a muchos brasileños inocentes. La misma que el 18 de julio de 1969 planeó y participó en el robo de una caja fuerte del gobernador de São Paulo Adhemar Barros que contenía 2,5 millones de dólares. Asaltante que utilizaba distintos alias: Estela, Luísa y Vanda, y que cree que ser presidenta de Brasil le borró su ficha criminal y tiene patente de corso para tildar de delincuentes a honorables políticos de Venezuela.

Tomaré lo dicho ya por el senador Aécio Neves días después de las elecciones donde fue reelecta Rousseff, para concluir que no podemos los venezolanos probos esperar solidaridad “de ese grupo político que está en el poder y es socio de una organización delictiva que se instaló en el seno de muchas empresas brasileñas”.

Maduro profundiza la asquerosa Robolución

Desde hace más de 14 años los venezolanos padecemos el desmantelamiento del país, su saqueo, su reparto entre los pillos que integran los Carteles de La Habana, Buenos Aíres, Minsk, Moscú, Teherán, Běijīng, Río de Janeiro y con los rateros del CARICOM, ALBA y otras bandas menores…

Una inversión millonaria planificada por los Castro puso énfasis en construirle al golpista vivaracho una imagen de benefactor de los pobres, de paladín de la América, de Terminator del cruel Imperio, y con esa imagen pudo convertirnos Venezuela en un lupanar de mala muerte. Una tierra donde la gran cosecha es la de muertos sembrados por el hampa, brazo armado y ejecutor de lo que en la Cuba castrista se logró con los Paredones, las Brigadas de Acción Rápida y todos los detallitos que inventó y cuida el siniestro G2.

“¡Con hambre y sin empleo yo con Chávez me resteo!”, fue una consigna vernácula quizá inspirada en aquella añosa cancioncita donde una de sus estrofas vitoreaba a los paupérrimos, a los que son presa fácil para insertarles el odio y el resentimiento y al son de ¡Arriba parias de la tierra, en pie famélica nación! Les convirtieron en siervos de una nomenklatura perversa, ladronisima, hipócrita, que por más de 70 años les inyectó el miedo, los antivalores, y los convirtió en borregos incapaces de liberarse. De esos esbirros y de esos “Siervos nuevos” emergen los corrompidos rusos de hoy, los buchones ricachos chinos, mafias pavorosas que grafican la mentira y amoralidad de ese comunismo generador de 100 millones de muertos y sopotocientos millones de desesperados.

14 años que no podemos borrar –como pretenden algunos torpes o cómplices- porque el primer choro es Chávez, el primer traidor es Chávez, el primer mentiroso es Chávez. Maduro y el resto de la familia coloradita son simples engendros del maridaje de los tiranos Castro con el que impuso la coba que aseguraba que era el Bolívar redimido y por tanto Venezuela le pertenecía y podía repartírsela como se hace con todo botín en las entregas de cuenta de los pillos.

En esos 14 años a Venezuela le ha entrado el mayor caudal de dinero que reporta su historia republicana, y también, en el mismo tiempo, se ha organizado la más corrupta, ávida y traidora patota que desde el Poder se ha encargado de cartelizarse y con las manoseadas consignas comunistas y dólares al granel han destruido no sólo la economía venezolana, también el tejido social, los valores morales, la justicia, el Estado todo, convirtiéndonos en provincia de una paupérrima isla donde dos trúhanes y sus cómplices tienen más de 54 años moliendo cubanos en el trapiche de la Robolución.

Pero esto es largo de contar y demasiadas cuartillas son un fardo incómodo para ustedes mis lectores, por tanto de esos 14 años salto a los 4 meses del “Camarada” Maduro, “Monumentote” a la ignorancia, al entreguismo, a la indignidad y sobre todo a la amoralidad. Maduro condenando a morir de hambre y mengua a millones de venezolanos que tienen casi tres lustros esperando algo más que una tomada en cuenta a la hora de las manipulaciones y las burlas… Algo tangible, que dignifique y no que damnifique. Maduro, manumiso de los carcamales Castro, limpiándose con la Constitución, con la voluntad popular. Maduro nuevo testaferro de Fidel y Raúl en esta mina a la que llegaron sin disparar un tiro…

Y hace dos noches, Jaua, otro tercio que en Robolución es canciller, agitador, encapuchao, contrincante eterno de Henrique Capriles en el estado Miranda y por supuesto miembro activo de la banda, uno al que bien podemos calificar de  megachoro –porque tomar el dinero del pueblo venezolano para regalar y comprase adeptos es ROBO- anunció al reunirse con un palestino en funciones de canciller, que “estamos dando cumplimiento a las palabras del presidente Hugo Chávez al jefe del Estado Palestino”.

Elías Jaua, otro canalla más que cacarea una fulana “solidaridad con los pueblos que luchan por la independencia” mientras que ellos patearon la nuestra, patearon nuestra soberanía, nuestra dignidad… Elías Jaua y por supuesto Maduro diciendo que “como nos lo enseñó el Libertador Simón Bolívar y nuestro comandante Chávez” le van a construir un hospital a los habitantes de Ramallah (Palestina) para lo que ya “aprobó” los recursos…

Maduro, Jaua, Diosdado, tres de muchos que siguen lo que ya el “Gigante” comenzó: comprarse adeptos en el mundo, cerrar alianzas con lo peor del planeta, financiar terroristas, mantener chulos, y por supuesto en el reparto, quedarse jugosas tajadas…

Millones de venezolanos padecen el espanto de la medicina pública. Los médicos venezolanos y los centros de salud privada están acosados por la barbarie castrochavista, pero con el dinero de este pueblo manso Nicolás Maduro aprueba los recursos para la construcción de un centro oftalmológico en la ciudad de Ramallah. Y ¿por qué tan lejos…? ¿Será que no le interesa que este engañado pueblo sane su ceguera? ¿Será que está seguro que ojos que no ven, corazón y cuero que no sienten?

Y tanto que no ven, que no les enervan esos 200.982.682 BsF que le regalamos a Cuba por medicamentos vencidos, ni dicen nada por qué tanto Chávez y ahora Maduro financien hospitales en otros países, mientras que aquí hay casi 600 obras inconclusas en los hospitales.

Rafael Ramírez, el capo de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), compra gasolina en el exterior para suplir la necesidad interna y por supuesto los regalos de combustible pautados con otros países que nos chulean parejo. Frente a esto Maduro -según Jaua-  trabaja para lograr un contrato de “abastecimiento de diesel al pueblo palestino”, además de “brindar al personal de ese país la asesoría técnica y capacitación necesaria para el manejo de combustible”, que posiblemente servirá para explosiones terroristas…

¡Uh Ah! Harta tanta asquerosidad

 

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