La figura de Alberto Nisman me inquietaba. ¿Podía aquel hombre delgado, apasionado de su profesión y practicante de la meditación lograr justicia en un asqueante caso? Trilogía formada por AMIA, la teocracia iraní y la presidente Cristina Kirchner, que hoy por hoy le significa a Argentina la palmaria tragedia de haber llevado a unos pillos al poder.
Hoy cuando el mundo civilizado casi en su totalidad ha reaccionado frente a los asesinatos de los caricaturistas de Charlie Hebdo y de cuatro clientes judíos del mercado Hiper Kasher de París, me sacude nuevamente ese crimen espantoso, ese crimen del terrorismo islámico que cobró 85 vidas y que a más de 20 años sigue sin esclarecerse y algo peor, epilépticamente aparece su espanto, aparecen promesas de justicia y ahora para cobrar una nueva víctima.
Fríamente creo que lo del Fiscal Nisman es tan explosivo como la misma carga contra AMIA. ¿Qué se juegan para haber tomado la decisión de “suicidar” al fiscal Alberto Nisman? ¿Negocios de petróleo por trigo? ¿Intereses financieros de los que de piqueteros han pasado a empresarios duros? ¿Comunión de intereses con una teocracia asesina y con el espanto del islamismo fanático, que de dominar Latinoamérica les garantiza esa eternidad con la que sueñan los déspotas?
Me obsesiona el porqué. El propio Nisman, cuatro días antes de su muerte hacía hincapié en la premura de Cristina Kirchner y su camarilla por dar de baja las Circulares Rojas de INTERPOL, esas que se mantienen contra el ex presidente iraní Rafsanjani y el ex ministro de Relaciones Exteriores Alí Akbar Velayati. Contra el ex ministro de Inteligencia, Ali Fallahijan, el ex jefe de la Guardia Revolucionaria, Mohsen Rezai, el ex jefe de las Fuerzas Quds y ex ministro de Defensa, Ahmad Vahidi que fungió de gran rector en la inauguración el año 2011 en Bolivia de la Escuela de Defensa y Soberanía de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), una escuela militar multinacional para formar ejércitos que respondan a los intereses del Eje del Mal. También del que fue agregado Cultural de la Embajada de Irán en Buenos Aires, Mohsen Rabbani que además –según las escuchas- dictaba lineamientos al gobierno argentino sobre las acciones a seguir en este caso; del Tercer Secretario de la Embajada, Ahmad Reza Asghari y del exembajador de Irán en el país sureño, Hadi Soleimpanpour.
Cristina Kirchner está urgida de cumplirle a sus socios que –dicho por el mismo Nisman- aparecen en las escuchas aceptando y jactándose de la culpabilidad del atentado a AMIA. Timerman lleva y trae. Es perfecto para eso.
Por años, tantos como han transcurrido desde el atentado, he tenido a AMIA sus víctimas y sus verdugos en mi pensamiento. He participado en foros, he sido conferencista en actos de conmemoración de la infame masacre. He entendido muy bien que lo vivido en Buenos Aires aquel 18 de julio de 1994, y antes, cuando en 1992 el terrorismo islámico también voló la Embajada de Israel, pudo perfectamente repetirse aquí luego del arribo de esta Peste Roja, y sobre todo cuando Hugo Chávez cerró filas con lo peor del planeta y buscando su aprobación echó de Venezuela a los funcionarios diplomáticos de la Nación Judía y maldijo a Israel. Después de eso (enero de 2009) se acrecentó la unión entre Venezuela y los iraníes, patrocinantes más que reconocidos del terrorismo; comenzaron a cedular islámicos que eran detenidos en países que combaten el terror y aparecían como ciudadanos venezolanos. Conocimos de más presencia musulmana en la llamada triple frontera que integran Brasil, Paraguay y Argentina y donde ya es público que en la zona se encuentran células terroristas. Se abrieron rutas aéreas Damasco-Teherán-Caracas… Instalaron oficinas en La Habana, en Caracas, en Bolivia. “Guaridas” en toda Latinoamérica… No me quedan dudas ¡La revolución es islámica!
Nisman investigó y denunció a los demonios. De Caracas dijo que en las escuchas suena la capital de Venezuela. Días antes de su muerte habló de Caracas y Beirut como lugares de reunión de iraníes y argentinos del gobierno. Habló y hacerlo le condenó a muerte. Quizá él mismo no calibró el riesgo. Dijo: con la custodia que tengo me alcanza, aunque recalcó que “Esté Nisman o no esté, las pruebas están…”
A casi 21 años del atentado impune a AMIA, otra víctima: Alberto Nisman. Horas después de su muerte Cristina Kirchner trata de denigrarlo.
Alguien cita una frase de Francisco de Quevedo: “Donde hay poca justicia es un peligro tener la razón”.