Si bien se suele hablar del kirchnerismo considerando en conjunto la presidencia de Néstor y las de Cristina, cuando se analiza la política económica llevada a cabo desde 2003 hasta la actualidad se observan en algunos casos continuidades, mientras que en otros se verifican rupturas muy marcadas. Un claro caso de estas últimas es el manejo de la política monetaria en manos del Banco Central.
Durante toda la presidencia de Néstor Kirchner, la autoridad monetaria expandió fuertemente la base monetaria, en pos de remonetizar la economía y acumular reservas debido al elevado ingreso de divisas en concepto de exportaciones, de la mano de un tipo de cambio “competitivo”, mientras que el sector público actuó como un factor de contracción monetaria hasta 2008.
A partir de 2009, este último factor de explicación cambió de signo: el BCRA comenzó a financiar los crecientes déficit públicos, y año a año esta cifra se fue expandiendo de manera exponencial, llegando en 2013 a los 94.000 millones de pesos, mientras que en 2014 acumula casi 90.000 millones de pesos, cuando aún faltan más de dos meses para finalizar el año.
Pese a que la base monetaria creció de manera sostenida durante todo el período considerado, los factores de expansión fueron distintos. La acumulación de reservas permitió blindar a la economía de shocks externos, a la vez que mantuvo el tipo de cambio real alto, dado que no sólo se sostenía el nivel de precios, sino que las operaciones del Banco Central iban en línea de mantenerlo “alto”.
En tanto, con un gasto público creciendo por encima de los ingresos a partir de 2009, el principal factor de expansión pasó a ser la monetización de déficit públicos, lo que llevó al desborde de la inflación y por ende, un fuerte atraso del tipo de cambio real.
Y si bien el valor nominal pasó de 3,5 $/US$ en 2009 a 8,5 $/US$, el mismo se aprecia cada día más: la inflación aumentó 89% según el INDEC y 259% según el IPC Congreso, entre enero de 2009 y septiembre de 2014, mientras que el tipo de cambio nominal se expandió un 145% en el mismo período. De esta forma, el tipo de cambio real contra el dólar se ubicó en septiembre en 1,22 $/US$, mientras que el multilateral, que considera una cesta de monedas de los países con los que más se comercia, fue de 1,54 $/US$. Atrás quedó el período de tipo de cambio real “competitivo”.
Mientras los primeros años se caracterizaron por una alta demanda de dinero, estos últimos ha ocurrido todo lo contrario: la pérdida del valor del dinero ha desincentivado su demanda en detrimento de las divisas, con una oferta que se expande a altas tasas, presionando más a la desvalorización del signo monetario.
De la estabilidad de precios con superávit gemelos, con fuerte acumulación de reservas; a la inflación con fuertes distorsiones macroeconómicas, déficit público, restricción a las importaciones y fuerte sangría de divisas. De casi no poder sostener el dólar competitivo a no saber cómo administrar la escasez de divisas.