La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) presentó ayer su informe sobre “Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe 2013”. Del informe se desprenden varios datos interesantes que permiten caracterizar el panorama general de América Latina y de la Argentina.
En términos globales, los flujos de inversión extranjera directa (IED) aumentaron un 11% en 2013, mientras que a nivel regional este avance fue tan solo del 5%, llevándola a su máximo histórico de 184.920 millones de dólares. De esta forma, América Latina captó el 13% de la IED total, manteniendo estable su participación desde 2011.
En el caso particular de Argentina, la IED recibida durante el último año descendió un 25% según la Cepal, dado que en 2012 ingresaron bajo este concepto 12.116 millones de dólares contra los 9.082 que entraron en 2013. De esta forma, se ubicó en el sexto lugar en la región, luego de Brasil, México, Chile, Colombia y Perú.
Cabe destacar que el país no sólo sigue relegando puestos frente a otros países de la región con mejor desempeño económico, sino que también la participación en el total de la IED sigue descendiendo. Entre 2003 y 2013, Argentina recibió, en promedio, el 6% de la inversión total, ubicándose este último año por debajo de la media, al alcanzar el 5%; mientras que entre 1991 y 2000, había recibido, en promedio, el 18% de los recursos que entraron a la región, alcanzando un máximo en 1992, año que captó el 30% de la IED regional, debido al fuerte ingreso destinado a la adquisición de empresas en proceso de privatización.
Por otra parte, hay que considerar que durante los últimos años los ingresos computados como IED en Argentina no son “ingresos voluntarios”, sino que una parte muy importante de estos se deben a que las restricciones en el acceso a divisas impuestas a fines de 2011 provocaron el aumento de la reinversión de utilidades por parte de las filiales extranjeras: al no poder remitirse las utilidades a las casas matrices, se computan en la balanza de pagos como reinversión de las subsidiarias.
En 2013, este concepto representó el 77% de las entradas totales de IED, pero su valor se redujo un 14% en comparación con 2012, mientras que las entradas “voluntarias” de capital disminuyeron un 24% y los préstamos entre compañías fueron ligeramente negativos en el primer semestre, si bien las cifras relativas a la totalidad de 2013 no se han publicado todavía.
Según el informe citado, las fusiones y adquisiciones se limitaron a unas pocas transacciones entre compañías extranjeras del sector energético. El fondo Southern Cross vendió la Compañía General de Combustibles a un inversionista privado por 200 millones de dólares y Andes Energía PLC adquirió algunos activos por un importe que tampoco se ha hecho público.
En tanto, durante los primeros meses de 2014, el gobierno llegó a un acuerdo con Repsol para pagar 5.000 millones de dólares como compensación por la nacionalización en 2012 del 51% de la empresa petrolera YPF. En este sentido, la estrategia de YPF es atraer a otras empresas internacionales como socios para desarrollar sus amplias reservas de petróleo y gas, aunque para que esto sea viable deberán darse condiciones que hoy en día no están presentes en la economía, tales como la posibilidad de las empresas de enviar ganancias al exterior y garantías sobre los derechos de propiedad.
En el escenario descripto, se observa que de haber tenido la posibilidad de remitir utilidades, la IED hubiese descendido aun más, dado que las condiciones actuales, tanto económicas, como políticas e institucionales no son las más propicias para los inversores externos. La incertidumbre que se percibe a nivel general ha “cerrado” un canal importante de ingreso de divisas, y en un contexto de escasez como el actual sería propicio comenzar a dar señales positivas a los inversores del resto del mundo.
Sin embargo, para contextualizar el panorama, solo resta mencionar que junto a Ecuador y Venezuela, Argentina es uno de los tres únicos países de la región que en la actualidad reciben menos IED que hace una década. Con esto queda muy claro cuál ha sido el rumbo de los últimos años.
*nota escrita junto a Mariano Carpineti