La Argentina que duele llama a la acción

Una Argentina de ficción no podría habernos entregado capítulos tan asombrosos y estremecedores como los que vivimos en las últimas semanas. Al mundo paralelo de Macondo, imaginado por Gabriel García Márquez para retratar una Colombia signada por la miseria, la violencia y la corrupción, le hubieran faltado muchos elementos para acercarse a nuestra Argentina real. El 1984 ideado por George Orwell para ilustrar las prácticas nefastas del totalitarismo y alertar sobre sus consecuencias parece un cuento inocente frente al accionar del Estado nacional ante los hechos de las últimas semanas.

Las inundaciones, que develaron la falta de planificación y gestión del Gobierno bonaerense, fueron presentadas como catástrofes naturales cuyas consecuencias son imprevisibles e inevitables. Mientras se reclamaban medidas urgentes que permitan paliar el sufrimiento de los afectados por el temporal, se comprobaba que la provincia había subejecutado en un 60 % las partidas presupuestarias destinadas a mitigar los efectos de las inundaciones. A su vez, el gobernador de la provincia de Buenos Aires y candidato a presidente por el Frente para la Victoria (FPV) se embarcaba rumbo a Italia junto a su mujer, la embajadora de la sonrisa. La respuesta del Gobierno nacional frente a estos hechos fue atacar a la oposición, acusándola de orquestar la difamación de Daniel Scioli a través de un “ejército de twitteros”. Continuar leyendo

Educación en Argentina: la década perdida

La semana pasada se dieron a conocer los resultados de la “prueba PISA” y con ello se reavivó el debate acerca del estado de la educación en el país. Con estos exámenes se produce un informe comparativo que analiza el rendimiento de estudiantes de 15 años en ciencias, matemáticas y lecto-comprensión. Es llevado adelante cada tres años por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) y actualmente evalúa a 65 países entre los cuales Argentina quedó ubicada en el puesto 59.

Lo primero que sale a la luz ante esta situación es la ausencia de debate en torno al sistema educativo. La Nación, las provincias, los partidos políticos y la sociedad civil rehuyen a la discusión sobre el estado de nuestras escuelas y universidades. Cuando surgen hechos incontrastables, como las tomas de los colegios o incluso la publicación de esta prueba PISA, el debate es pobre y generalmente apunta más a deslegitimar lo expresado por algunas voces que a entrar en el análisis profundo de lo que acontece. Discutimos nuestra Educación con anteojeras puestas.

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