La masacre del miércoles 7 de enero en el periódico Charlie Hebdo fue el cuarto atentado terrorista islamista en Francia en 18 días; no se puede decir que haya sido una sorpresa o que nadie se lo esperaba.
Los tres ataques terroristas anteriores fueron tomados por las autoridades francesas y el conjunto cultural y social francés y europeo como actos de fondo de trastorno mental, a pesar de que al menos en dos de los mismos quienes los perpetraron gritaban “¡Allah Akbar!” ( Alá es grande).
Es posible que este comportamiento por parte de las autoridades francesas y la necesidad de mantener la corrección política para evitar daños a una considerable comunidad musulmana tenga que ver con el hecho que el país está por ir a las urnas. Hay cerca de tres millones de musulmanes en Francia, y constituyen más del 10% de su electorado. Entre los países de la UE, Francia es el segundo después de Bulgaria con mayor porcentaje de población musulmana de la población total. Pero el de ayer fue un caso claro que no se debe confundir con definiciones “políticamente correctas” como trastorno mental o antecedentes penales; se trata de un ataque planeado realizado por tres terroristas islámicos fuertemente armados que huyeron en dos vehículos separados para confundir a la policía. Es decir, se trata de un acto terrorista planeado hasta el ultimo detalle y que hoy cuenta con la complicidad de una gran parte del barrio musulmán de París. Continuar leyendo