La problemática de las divisas en los países periféricos atraviesa la historia del capitalismo y de las revoluciones socialistas. De esta realidad dejó constancia León Trotsky, al escribir hace casi cien años: “En 1926, cerca del 60% del trigo destinado al comercio estaba en mano de un 6% de los cultivadores. El Estado carecía de granos para el comercio exterior y aun para las necesidades del país. La insignificancia de las exportaciones obliga a renunciar a la importancia de artículos manufacturados y a restringir hasta el mínimo de las materias primas y máquinas. Impidiendo la industrialización y perjudicando a la mayoría de campesinos…”.
Este impedir la industrialización por falta de recursos externos, en el caso argentino, tuvo que ver con la fuga de capitales acumulado en el exterior, que se calcula en más u$s 200.000 millones (entre 2003 y 2012, se calcula se transfirieron unos u$s 90.000 millones). Esta fuga se transforma en activos en el exterior que es drenaje de los recursos que precisa el Estado para continuar su proceso de reindustrialización en la etapa de desarrollo -a partir de 2012- que precisa no solo de máquinas e insumos sino además de autoabastecimiento de energía para continuar la expansión económica y el desarrollo nacional.
Pero en esta etapa surgen restricciones internas. Al decir, de nuevo, de León Trotsky, “las contradicciones económicas hacen nacer lo antagonismos sociales que despliegan su propia lógica sin esperar el desarrollo de las fuerzas productivas”. El no continuar el desarrollo de las fuerzas productivas pone a la economía nacional en desaceleración porque no basta la obra pública sino que se precisa del acompañamiento del sector privado.
Esto plantea una disputa interna que sumando el plano internacional, el revolucionario ruso desarrolló acertadamente: “la solución depende de las lucha de las fuerzas vivas de la sociedad, no solamente en escala nacional, sino en escala internacional”. En la escala internacional, tanto el bloque norteamericano y BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), y su expansión económica pone sobre la mesa el análisis de la expansión militar. El movimiento de los BRICS hacia la Argentina, sumándola a su órbita de influencia en sus relaciones sur-sur, puso en alerta a los intereses minoritarios en Estados Unidos y el American Task Force Argentina (AFTA) que mostró claro su interés, que no es justamente el fallo de Griesa sino que va más allá de ese juicio. La AFTA es el espacio que propaganda en contra de la economía Argentina.
El movimiento de Rusia y el grupo BRICS puede comprenderse como una posible respuesta al expansionismo militar que rodea el espacio euroasiático. Solo tres países no tienen bases militares (China, Rusia e Irán) en la zona euroasiática, donde existen unas 23 bases militares de la OTAN. Esta presencia en la zona de influencia rusa como Ucrania y Crimea motivó la aceleración de reunirse con Argentina para luego proponer, en este contexto de litigio con los buitres, la creación de un Banco de Desarrollo de los BRICS.
Esto pone en cuestionamiento al sistema financiero imperante donde, a través del CIADI, una empresa trasnacional puede enjuiciar a un Estado Nacional o un juez como Griesa, con jurisdicción en NY, puede poner en peligro el futuro de las reestructuraciones de deuda soberana.
Ante esa inestabilidad financiera y expansionismo militar, los BRICS, especialmente Rusia, fortalecen sus relaciones con Argentina y la UNASUR. Este interés se basa en la posibilidad de transferir tecnología e inversiones para la explotación de Vaca Muerta; zona que cuida con recelo Estados Unidos de cualquier influencia como Rusia.
Ejemplo de ese interés lo expresa Bernard Weinstein (economista y financiado por ATFA), el autor de una publicación que dice que nuestro país es “una administración impulsada ideológicamente que prefiere importar el combustible de calefacción a perpetuidad o tal vez hipotecar Vaca Muerta a China y Rusia que resolver sus disputas con los holdouts” ¿Por qué le preocupa que se hipoteque Vaca Muerta? Dicho yacimiento posee la tercera reserva mundial de petróleo y de gas no convencional. La agencia internacional de Energía estima que el potencial explotable asciende a 20.000 millones de barriles equivalentes de petróleo (70% petróleo y 30% de gas natural). Por ello, el fondo NML Elliot de Paul Singer, “consiguió la aprobación de la justicia de Estados Unidos para buscar información de los activos de YPF dentro y fuera del país, en espacial de aquellos localizados en la provincia de Neuquen”.
Para lograr evitar la influencia de los BRICS en la región UNASUR, están buscando la forma de forzar el default de la Argentina para que no lleguen inversiones que aporten al desarrollo económico luego de un periodo de crecimiento económico con baja de la tasa de desempleo. Hoy la escala internacional pesa y comienza a encontrarse con las restricciones internas en esta etapa de desarrollo que podría, con la explotación de Vaca Muerta, convertir a la Argentina en una potencia exportadora neta de gas y petróleo, logrando el autoabastecimiento energético.