¡Cambiamos!

Doscientos cincuenta y un días pasaron entre la convención que celebramos los radicales en Gualeguaychú y el ballotage que trajo el cambio a la Argentina. Aquel día de marzo Cambiemos vio la luz y desde entonces no hubo descanso en la construcción colectiva de un Gobierno de cambio para Argentina.

Una campaña tan extensa nos dejó extenuados a todos, pero tiene una enorme ventaja: pone a la política en boca de la gente y en manos de la gente que ayer marcó un rumbo y estableció prioridades.

Hoy muchos nos levantamos exultantes por un triunfo que esperamos largo tiempo y que gran esfuerzo nos costó construir. Muchos otros argentinos se levantaron con un sabor amargo, con una sincera tristeza por no haber logrado el objetivo. Pero desde hoy mismo, con diferentes humores y desde la confianza o el escepticismo, debemos volver a poner a andar a la Argentina.

Con esto tiene que ver el primer desafío del nuevo Gobierno. No pasa por la inflación ni por el dólar; pasa por la unidad, pasa por reconstruir la fraternidad entre los argentinos. Podemos tener Gobiernos más o menos eficaces, más o menos iluminados, más o menos simpáticos, pero no podemos tenernos miedo por nuestras ideas ni dividirnos por nuestras opiniones. Los argentinos no podemos perder ni un minuto más en grietas estériles que no sirven a nadie. Continuar leyendo