Ampliar nuestra mirada y no banalizar

Por su papel más que privilegiado en la creación, distribución e interpretación de la realidad, y en la promoción de representaciones sociales sobre las más diferentes cuestiones, los medios tienen el poderío de definir un problema y transmitir, instalar y jerarquizar los valores asociados al mismo. Esta cuestión cobra vital importancia cuando se cae en la cuenta de que hoy en día, el conocimiento de la realidad se realiza cada vez menos a través de la experiencia directa y más a través de los medios de comunicación. Lo que llamamos realidad no es más que un fenómeno social de consistencia especial, un conjunto de creencias socialmente compartidas como guiones de conocimiento, como patrones consensuados. Los problemas en realidad no existen, sino que son construcciones y definiciones subjetivas de un observador.

Actores distintos entienden una problemática de manera diferente, y la reflejan desde sus respectivos intereses y sistema de valores. Es necesario asumir que el periodista es intérprete de la realidad social y, en muchos casos, conforma las imágenes que adquiere la sociedad sobre la mayoría de las temas. Este rol protagónico de los medios de comunicación invita a la reflexión sobre como estos agentes mediadores construyen y reconstruyen el problema del uso y abuso de drogas, las adicciones y el narcotráfico. La legitimidad de la que gozan los vuelven responsables de muchos de los significados y simbolizaciones públicas que circulan en torno a la cuestión.

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