Las encuestas de los últimos días en El Salvador muestran que la contienda se decidirá entre el actual Vicepresidente y candidato del FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional), Salvador Sánchez Cerén, y el candidato de ARENA, Norman Quijano.
Durante los últimos 4 años y medio en los cuales la administración del FMLN gobernó el país, El Salvador ha visto una tendencia negativa en casi todos los indicadores posibles. En el año 2000, el país estaba ubicado en el decimoprimer lugar dentro de los países con economías más libres del mundo, de acuerdo al Índice de Libertad Económica publicado por la Fundación Heritage y el Wall Street Journal. En poco más de diez años, El Salvador ha caído al lugar 53. Lo mismo ocurre cuando se ven los índices de Competitividad Global elaborado por el World Economic Forum, el índice Doing Business del Banco Mundial, y el índice de percepción de corrupción de Transparencia Internacional.
Reportes de prensa han mostrado también que los índices de pobreza han crecido significativamente durante este periodo. Mientras entre 1989 y 2006 El Salvador había logrado reducir la pobreza del 60% al 30% de la población, desde 2006 a la fecha los índices de pobreza han crecido nuevamente llegando al 47.5% en 2012. Los números también son negativos en materia de inversión extranjera directa, donde se observan los menores niveles a nivel regional.
Este deterioro en la situación económica e institucional del país tuvo su impacto en el surgimiento de grupos de crimen organizado operando en la región. Un reporte del año pasado del Departamento de Estado describe a El Salvador como uno de los principales países de tránsito de drogas hacia los Estados Unidos, y señala también a la corrupción como uno de los principales motivos de preocupación. Un reportaje del diario Los Angeles Times revela la infiltración de miembros del cartel mexicano Los Zetas dentro de las maras salvadoreñas.
La semana pasada, un diputado de oposición denunció que el actual presidente Mauricio Funes y su gabinete habrían pactado con dinero una tregua con las pandillas, lo cual abriría aún un mayor espacio para el desenvolvimiento de estás actividades criminales.
Por otra parte, una columna en el Washington Post publicada semanas atrás revela las estrechas relaciones entre las FARC colombianas y uno de los hombres más cercanos a Sánchez Cerén dentro del FMLN, José Luis Merino. Merino ha sido señalado en un reportaje del Wall Street Journal y en otro de la Revista Poder 360 como el hombre de las FARC en El Salvador. Este último reportaje particularmente, sostiene que Merino es un engranaje clave dentro de una red internacional de apoyo al grupo terrorista que abarca “desde Madrid a Ciudad de México, y desde Buenos Aires a Berna”. La alegación se basa en un análisis de los correos electrónicos encontrados en la computadora del difunto líder de las FARC, Raúl Reyes, en los cuales se hacía mención a Merino bajo el seudónimo de “Ramiro”, el mismo “nombre de guerra” que solía utilizar durante la guerra civil de su país.
Merino es también miembro del directorio de ALBA Petróleos en calidad de asesor. ALBA Petróleos es una empresa que nació para incorporar a El Salvador dentro del acuerdo de PetroCaribe promovido por Venezuela. El Salvador ha recibido alrededor de 500 millones de dólares anuales a través de esta vía.
El gobierno de los Estados Unidos parece haber enviado un fuerte mensaje respecto a las elecciones, posponiendo el desembolso del segundo compacto del Fondo del Milenio, que consiste en 277 millones de dólares no reembolsables, hasta después de las elecciones, con el presunto objetivo de evitar que el desembolso de estos fondos sea utilizado como instrumento comunicacional de campaña electoral por parte del FMLN. Vale la pena notar que los principios fundacionales del Fondo del Milenio son los de ayudar a países en desarrollo con instituciones relativamente sólidas a reducir la pobreza. Como ya vimos, las instituciones en El Salvador no se han fortalecido durante los últimos años, y los niveles de pobreza han visto un fuerte retroceso.
Del mismo modo, miembros del Senado norteamericano han expresado su preocupación por esta situación. El Senador Patrick Leahy por ejemplo, señaló en un comunicado de prensa su intranquilidad ante la fragilidad de las instituciones del país, los avances del Poder Ejecutivo sobre el Poder Judicial, el notable aumento de la corrupción, la presencia de organizaciones criminales transnacionales, el lavado de dinero y la impunidad en todas estas áreas.
La lucha de ideas en América Latina es muy diferente a lo que era años atrás. Mientras antes se debatía entre derechas e izquierdas, hoy el debate parece estar centrado entre gobiernos democráticos por un lado, y gobiernos populistas por el otro. Paradójicamente, son estos gobiernos populistas los que utilizando un discurso de izquierda, acaban concentrando el poder, corrompiendo las instituciones, y abriendo el camino a mayores niveles de corrupción y crimen organizado. Eso es lo que está en juego en El Salvador en las próximas elecciones.