Monseñor Romero, que hoy es beatificado en El Salvador, no fue un activista social revolucionario. Fue un sacerdote católico que vivió hasta las últimas consecuencias su compromiso con las enseñanzas de Jesús de Nazaret. Por eso la Iglesia lo beatifica.
La fe es una hermenéutica, una interpretación trascendente (escatológica) de la historia. Es decir, el creyente entiende la historia con un sentido de global de “estar yendo hacia un fin” que constituye su culmen y su plenitud. La fe cristiana específicamente, se funda en la revelación tal como está contenida en la Biblia que es para nosotros, los creyentes, la “palabra de Dios”.
La profecía es el acto de confrontar el propio presente histórico con esa fe creída y leída en la Sagrada Escritura. El presente histórico se confronta con la fe para que la historia se encamine más claramente hacia el fin escatológico al que Dios la llama. Ese confrontar es la profecía. Continuar leyendo