La verdad incómoda acerca del Estado Islámico

Sea por miedo o por recaudo a no estigmatizar a las comunidades musulmanas, es común que en los debates acerca del fenómeno del yihadismo suelan evadirse términos que son indispensables para comprender mejor la realidad, y que a lo sumo se los reemplace con eufemismos más en sintonía con el discurso políticamente correcto que con la búsqueda de la verdad. El signo más recurrente es la tendencia a evitar hablar de “terrorismo islámico” y, en cambio, aducir que grupos como el Estado Islámico (ISIS), Boko Haram, o Al Qaeda representan a una minoría que secuestra la religión que profesa una mayoría tolerante y pacífica. Esto es, por ejemplo, lo que hizo el presidente estadounidense Barack Obama durante un discurso algunos meses atrás. Ahora bien, ¿es esta una posición responsable ante la amenaza del extremismo religioso homicida?

De un modo u otro, ya sea para calmar ansiedades o para desalentar perjuicios, cuando se insiste directa o indirectamente en que los terroristas en cuestión no son musulmanes, al final de cuentas los yihadistas salen ganando y los valores democráticos salen perdiendo. Si bien desde ya es evidente que la mayoría de los musulmanes no son asesinos en potencia, existen muchísimos fieles que profesan versiones de la fe que no se correlacionan con la contemporaneidad y con la reflexión multiculturalista. Políticos, periodistas e intelectuales ponen axiomáticamente al islam en igualdad de condiciones con otras religiones, como si todos los individuos fuéramos criados con los mismos valores. El problema es que no se toman mucho tiempo para estudiar acerca de religión y política antes de emitir opinión. Continuar leyendo

¿Por qué Obama despidió a Hagel?

La semana pasada se anunció que Chuck Hagel dejaría de ser el secretario de Defensa, por presuntos desacuerdos con el presidente Barack Obama. Por descontado, en los últimos días los medios norteamericanos han dado rienda suelta a la especulación que rodea a esta decisión, y han hablado de la posible lista de candidatos para suceder a Hagel en el cargo. Si bien en este punto solo es posible hacer conjeturas, siendo necesario esperar hasta que Hagel publique sus memorias para aclarar la historia, podemos argumentar algunas razones que posiblemente hayan tenido que ver con la decisión de Obama.

En primer lugar, es tentador suponer de entrada que las diferencias entre el Presidente y su Secretario de Defensa engloban principalmente la cuestión de Medio Oriente y Ucrania. Republicano, veterano de guerra y exsenador, es sabido que Hagel no era partidario de una política necesariamente más dura, en relación a los desafíos en materia de seguridad, pero que sí demandaba al presidente más transparencia y claridad en cuanto a los objetivos por delante. Se viene discutiendo que Hagel tiene diferencias con Obama y su equipo en lo que hace a la estrategia para contrarrestar a las fuerzas de tanto Bashar al-Assad como aquellas del Estado Islámico (EI o ISIS), como asimismo adoptar una posición más clara frente a la intransigencia rusa en Ucrania. Pero Hagel no representa al sector duro del ala republicana. Por el contrario, algunos analistas discuten que su asignación a la jefatura del Pentágono en febrero de 2013 respondía a una sensación de transición, de un modo de guerra a un modo de retrotracción, que comprendía que las guerras en Irak y en Afganistán estaban terminando. La situación ameritaba a un hombre con credibilidad entre los republicanos y entre los demócratas, suficiente para conducir un proceso de recorte en materia defensiva. Continuar leyendo