Este 23 de abril en Israel se celebró, de acuerdo al calendario hebreo, el 67º aniversario de su independencia. Es un país desprestigiado y demonizado alrededor del globo, generalmente con motivo de su tosca relación con los palestinos. La opinión pública suele condenar al Estado judío porque lo ve, especialmente desde finales de la década de 1980, como un Goliat que agrede a un David. En nuestros tiempos a Israel se le han adscrito adverbios ominosos, y se lo acusa básicamente de ser un agresor que se traga la tierra a su alrededor. Cuando se defiende, si es que se concede que se defienda, se lo acusa de actuar desmedidamente, y curiosamente, defenestrarlo se ha convertido en una de las pocas ideas en común entre nacionalistas reaccionarios y algunos intelectuales supuestamente progresistas. Sin embargo, si de progresismo se trata, quisiera utilizar este espacio para enfocarme en los aspectos positivos, y mostrar muchas de las razones que tiene el mundo para celebrar la Estatidad judía; y no lo haré con prosa, sino con hechos que hablan por sí solos.
Una visita al World Factbook de la CIA permite extraer los siguientes datos. Israel ocupa el puesto número:
• 99 en cuanto a su (reducida) cantidad de habitantes. (7.8 millones de los cuales el 20% es árabe)
• 19 en expectativa de vida de sus habitantes. (81.28 años, mayor que el promedio de la Unión Europea y Estados Unidos)
• 168 por su (baja) tasa de mortalidad materna. (7/100.000 nacimientos)
• 13 en cantidad de médicos por cada 1.000 personas (3.35/1.000, mayor que el promedio de la Unión Europea y Estados Unidos)
El Democracy Index de la revista The Economist muestra a Israel como el país más democrático de Medio Oriente (39 en el mundo) y según la Freedom House, Israel es el único país de la región que goza de una prensa libre. Tiene 12 Premios Nobel y tuvo una de las primeras mandatarias del mundo.
El liderazgo de Israel en innovación científica y tecnológica le ameritó la entrada a la Organización Internacional para el Desarrollo Económico – (OCDE) en 2010; que agrupa al bloque de países desarrollados. Algunas cifras suministradas por este organismo reflejan que Israel:
• Tiene el gasto más alto en materia de investigación y desarrollo (R&D) en el mundo en relación con su PBI (4.4% según la OCDE y un 4.8% según la UNESCO) y ocupa el puesto 18 en términos absolutos.
• El 43% de la población israelí tiene un título de grado o educación superior, ubicándolo por encima del promedio entre los países de la OCDE (27%).
Según la OCDE, el país, a pesar de tener que lidiar con grandes desafíos, “ha logrado reducir las emisiones de los principales contaminadores de aire, reducir la dependencia de energía fósil y reducir la extracción de agua fresca”. A propósito, sería también uno de los dos países que recibieron el siglo XXI con un aumento neto en su número de árboles.
Israel recicla más del 80 por ciento de las aguas residuales domésticas – una proporción cuatro veces más alta que cualquier otro país. El método de riego por goteo, que permite la irrigación de zonas áridas es una creación israelí. La compañía detrás de dicho sistema, Netafim, opera en 112 países. Este dato es relevante si se considera que el Estado de Israel posee 70 embajadas. Hay más. Otra empresa que se destaca en el campo, IDE Technologies se dedica a desarrollar soluciones para la desalinización y potabilización en general del agua; con gran mercado en China. TaKaDu ofrece un software para contar con el conocimiento necesario para aumentar la eficiencia de sistemas acuíferos urbanos; es utilizado por la ciudad de Antofagasta y Londres. Otra iniciativa, Water Sheer, comercializa equipos multiuso portátiles que pueden potabilizar agua en cualquier circunstancia. Y GFA propone una tecnología para criar peces en un medio terrestre.
Israel es pionera en el uso de energía solar. Un estudio muestra a Israel como el país con el mayor consumo de energía solar per cápita en el mundo, con un 3 por ciento del consumo interno local, y para 2020 se propone llevar esa cifra al número 10.
El 90 por ciento de los hogares del país utilizan energía solar para calentar agua. Una start up israelí, ZenithSolar, está comenzando a producir sistemas combinados y eficientes para la generación de calor y energía. Otra start up, SolarEdge, produce optimizadores, inversores y equipamiento para monitorear la eficiencia de sistemas fotovoltaicos. Otro emprendimiento entre tantos otros, Innowattech, propone recolectar la energía mecánica de los vehículos terrestres para convertirla en energía verde.
Un estudio mostró que Israel tiene la mayor cantidad de artículos y papers científicos per cápita en el mundo – 10 veces el porcentaje de población mundial que le toca a Israel (0,11%). En términos absolutos, Israel es cuarto en actividad científica. Esto incluye el desarrollo aeroespacial. Es el país más pequeño (en un grupo de 9) en haber puesto en órbita satélites propios. Consistentemente con estos datos, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ubica a Israel 17 en el Índice de Desarrollo Humano.
Todos estos adelantos se prestan al servicio de la cooperación internacional, organizada por MASHAV, agencia gubernamental que desde 1958 organiza programas de educación y capacitación a escala global además de suministrar ayuda humanitaria a las naciones afligidas por conflictos o desastres naturales.
Según la Unión Internacional de Comunicaciones (UIT o ITU en inglés), Israel tiene uno de los números de computadoras per cápita más alto en el mundo (sino el más alto), y el 70% de su población usa internet, siendo uno de los primeros cuarenta países en este campo. Para el 2020, el Estado se propone instalar fibra óptica de alta velocidad en todo el país. “Silicon Wadi”, la contraparte hebrea y segunda en importancia global luego de Silicon Valley en California, atrae la mayor cantidad de capital riesgo (Venture Capital) per cápita en el mundo. Análogamente, Israel produce más start-ups tecnológicas per cápita que cualquier otro país. En valores absolutos, después de Estados Unidos y China, tiene más empresas listadas en NASDAQ; haciendo de Israel un imán de inversión extranjera.
Una de estas compañías es TEVA, el mayor productor de drogas genéricas en el mundo – mucho más accesibles que sus homólogas de marca, algo especialmente cierto en los países en vías de desarrollo. La computadora biológica más pequeña del mundo, cápsula endoscópica, y la cámara óptica más pequeña del mundo, utilizadas por la medicina para detectar cánceres, son israelíes. En efecto, Israel se ha posicionado como líder en materia de desarrollo de equipamientos e innovaciones en el campo medicinal y de alta tecnología (High Tech).
El primer software de antivirus endorsado por Microsoft fue de Israel, que fue también fue pionera del Firewall y del Virtual Private Network (VPN) que posibilitan la existencia de Skype. El chat como lo conocemos fue una invención israelí que comenzó con ICQ, y las memorias USB (pen-drive) y SD, utilizadas en todo tipo de dispositivos electrónicos cotidianos son un invento israelí.
Dijo Bill Gates: “Israel es un jugador de peso en el mundo del High Tech, lo que explica la considerable contribución del país, no solo en el área de emprendimientos en High Tech, pero también en centros de Investigación y Desarrollo (R&D) para compañías como Microsoft, Intel y Motorola”.
En fin, ¿cómo es todo esto posible en un país con una superficie comparable con la de El Salvador o la provincia argentina de Tucumán (puesto 154 en el mundo), siendo además desierto alrededor del 60 por ciento de su territorio? ¿Cómo es posible esto, en un país sin recursos naturales,que se ha visto envuelto en guerras desde su creación, y cuya existencia sigue siendo amenazada por terceros? ¿Cómo, en un país con un pequeño número de habitantes procedentes de todo el mundo, se han podido alcanzar tantos logros?
¿Cómo ha sido posible el milagro israelí?
Decía David Ben-Gurión, que “en Israel, si se quiere ser realista hay que creer en milagros”.