Este mes marca el centenario del famoso acuerdo Sykes-Picot entre Francia y Gran Bretaña, el tratado secreto más trascendental de la historia moderna de Medio Oriente. Conocido por el nombre de los diplomáticos que negociaron el acuerdo en representación de las potencias firmantes, es recordado por sentar las bases de las fronteras que definen a los Estados contemporáneos de la región. Firmado el 16 de mayo de 1916, durante la Primera Guerra Mundial, el pacto venía a congelar la rivalidad colonial entre Londres y París, particularmente en relación con la sucesión del Imperio otomano, entonces perceptiblemente moribundo.
La relevancia de Sykes-Picot como hito histórico estriba no tanto en el pacto en sí, sino más bien en los eventos que desencadenaría desde 1916 en adelante. Existe la creencia inexacta, más ampliamente difundida, de que el pacto creó las fronteras de los países que actualmente componen la región. Este delineamiento sería el resultado de negociaciones y acontecimientos venideros que reemplazarían el orden establecido por el tratado original. No obstante, lo que sí es cierto, y de allí su importancia, es que Sykes-Picot dividió Medio Oriente (o más concretamente al Levante extendido) en áreas de influencia, las cuales esencialmente condicionaron la formación de las actuales entidades políticas a los intereses y la discrecionalidad de los miembros del entente anglo-francés (con el consentimiento de la Rusia zarista, a la cual se le prometieron territorios en Turquía). Continuar leyendo