Las noticias de la semana que acaba de terminar no fueron nada auspiciosas, ni en el plano internacional ni en el local.
Una decisión de la Suprema Corte de Argentina, bajo fuertes presiones del gobierno, dio el visto bueno a una ley que regula la concesión de los medios de comunicación. En teoría, no habría nada extraordinario en hacerlo. Pero en la práctica se trata de una medida específicamente contra el grupo que controla el periódico Clarín, firme opositor del ”kirchnerismo’’ (la política de los Kirchner, Néstor y su esposa Cristina). Se restringe a un grupo de comunicación opositor al gobierno con el pretexto de garantizar la pluralidad de las normas de concesión. Con todo, ya hay un trato privilegiado para el Estado y para las empresas amigas del gobierno.
De Venezuela vemos noticias de una parranda increíble: las ciudades del país amanecieron cubiertas de carteles en contra de la ”trilogía del mal’‘, es decir, los principales líderes opositores a los que se les atribuyen todas las dolencias del gobierno. Es por causa de ellos, acusan, que hay desabasto, falta de energía y crisis de divisas, además de inflación. Todo para atizar el odio popular contra los adversarios políticos del gobierno, presentándolos como enemigos del pueblo.