Sin lugar a dudas uno de los hechos de la “década ganada” que más recordaremos los argentinos fue el cambio de paradigma en materia de derechos humanos y la firme convicción de la actual gestión de gobierno de marcar sustanciales diferencias a la hora de analizar los alcances de los hechos que regaron de sangre a nuestro país en los 70.
Así fue que “aprendimos” que por encima de cualquier consideración política, jurídica, ética o moral, no fue lo mismo empuñar un arma para acribillar a un desprevenido agente de tránsito en una esquina, colocar una bomba en un comedor de una dependencia pública matando a decenas de personas o secuestrar ilegalmente a civiles y militares en nombre del “pueblo” y ajusticiarlos previo sumario sumarísimo, a hacer algunas cosas tan ilegales como las anteriores pero utilizando para ello los medios y recursos del Estado nacional.