Desde que hace unas semanas estalló la crisis energética en todo su esplendor, escuchamos decir que es la más anunciada, y es cierto: sabíamos que sobrevendría, pero no desde hace 5 ó 10 años sino desde hace 50. Efectivamente, esta crisis energética es producto de políticas prácticamente iguales a las llevadas a cabo en el primer peronismo, y los resultados, lógicamente, se parecen. Si queremos resultados distintos, que saquen provecho del enorme potencial argentino, tenemos que pensar políticas diferentes.
En La economía política de la Argentina en el siglo XX, Roberto Cortés Conde explica con claridad los problemas energéticos del primer peronismo: “Como el gobierno subsidió los precios para evitar su incidencia en el costo de vida, su consumo subió aún más”. La política de tarifas congeladas llevó a un problema de balanza comercial (“las importaciones de combustible alcanzaban casi un cuarto del total”), hubo “racionamiento de energía” y “los apagones en Buenos Aires, al final de la década peronista, la hicieron parecer una ciudad de un país en guerra.”