Aerolíneas Argentinas: nunca menos

Se terminó el primer bimestre del año y Aerolíneas Argentinas (AR) necesitó asistencia estatal equivalente a 2 millones de dólares diarios. Es el mismo promedio de dólares por día que la aerolínea de bandera necesita desde 2008, cuando fue expropiada.

Hasta el momento, Aerolíneas permanece exceptuada del ajuste que el gobierno nacional comenzó a aplicar en otras áreas de la administración.

En el presupuesto nacional que el Poder Ejecutivo envió al Congreso durante 2013 para el ejercicio 2014, las previsiones de transferencias para Aerolíneas Argentinas eran de 2.780 millones de pesos para cubrir los 12 meses del año en curso. Apenas terminado el primer bimestre de 2014 ya podemos confirmar que esta será otra de las tantas metas que la administración Recalde y Kicillof no van a alcanzar.

Es que finalizado el primer bimestre la aerolínea de bandera ya gastó el 34% del presupuesto comprometido para todo el año. Es decir a este ritmo de gasto Aerolíneas no tendría más dinero para poder funcionar antes de que finalice el mes de junio.

Se agrava la situación y empeoran los pronósticos, si observamos que la facturación, sobre todo por temporada alta, de enero y febrero de AR fue bastante buena y que lo normal sería que descienda la venta de pasajes, en promedio, durante el resto del año. Mucho más si se cumplen los pronósticos de caída en la actividad económica.

Sin embargo, lo que más importa aquí es que AR muestra un incremento descontrolado del gasto. El primer bimestre de este año según información oficial muestra que Aerolíneas Argentinas necesitó 940 millones de pesos para poder funcionar y mantenerse operativa.

Durante el primer bimestre de 2013 Aerolíneas había necesitado para funcionar 592 millones de pesos. Es decir que para volar durante enero y febrero de 2014, AR incrementó su gasto en pesos en un 59% en relación al mismo período del año anterior.

Es interesante: Aerolíneas experimenta este incremento en su necesidad de recursos, al mismo tiempo que el ministro de economía, intenta explicarles a los empresarios por qué la devaluación no debería afectar sus costos y por tanto sus precios de productos o servicios.

Es de público conocimiento que AR no enfrenta, ni ha enfrentado en los últimos meses, ningún conflicto sindical que pueda funcionar como justificativo de este incremento en la necesidad de transferencias de fondos.

Las razones por las cuales se observa un incremento en la necesidad de subsidios y pérdidas en la línea aérea de bandera son muchas y con diversos grados de impacto en la economía global de la aerolínea.

Es evidente el enfrentamiento dramático de la conducción de Aerolíneas con criterios de eficiencia y racionalidad, acordes a la industria, en la gestión aerocomercial. La distancia con resultados aceptables es preocupante.

Ni los simuladores que AR alquila para que los pilotos no tengan que viajar a entrenarse al exterior, ni la modernización de una parte de su flota, ni la agresiva política aerocomercial, a través de distintos organismos de gobierno, para frenar toda posible competencia de Aerolíneas Argentinas, resultaron en una reducción sustantiva de su déficit y, en menos todavía, de la posibilidad de que AR pueda tener menor dependencia de recursos federales para mantenerse en el aire.

Tomando como referencia el valor del dólar vigente en febrero, Aerolíneas gastó en los primeros dos meses de 2014 el equivalente a 119 millones de dólares que el Ministerio de Economía denomina: Formulación y ejecución de políticas de transporte aerocomercial.

La aerolínea, es evidente, accede de forma ilimitada al subsidio y prescinde con notable soltura de su obligación de presentar balances. Independientemente de cuestiones legales, esto supone un problema, no menor, para un conocimiento más preciso que permita establecer más definidamente dónde está el origen, o las principales razones, del déficit que reporta día a día Aerolíneas Argentinas.

La decisión de agregar algunos destinos como los de Brasilia o Nueva York, sobre todo este último, que valieron celebraciones por parte de la conducción de Aerolíneas, son algunas de las decisiones que, seguramente, incrementaron en forma negativa la diferencia de pérdidas entre el primer bimestre de 2013 y el de 2014, pero no lo explican en su totalidad.

Por estas horas la opinión pública mundial es sacudida por la desaparición del vuelo 370 de Malaysia Airlines. El misterio crece porque no hubo un pedido de ayuda, o un aviso de mayday (que significa que el avión está en emergencia) de su tripulación. En el caso de Aerolíneas Argentinas, nadie, empezando por la Presidente de la Nación podrá decir que no hubo avisos y alertas sobre la emergencia económica y el descalabro financiero en la que la aerolínea se encuentra desde hace más de 5 años.

 

Pluna y el efecto espejo

La línea aérea de bandera uruguaya Pluna reabrió su última etapa en 2007, un año antes de la expropiación de Aerolíneas Argentinas, y dio inicio a una experiencia interesante: una sociedad mixta, estatal-privada, con gerenciamiento privado.

Cinco años después, el 5 de julio de 2012, el gobierno de Mujica, presionado por la oposición y carente de capacidad y agudeza para observar la complejidad de la industria, sobre todo en el contexto uruguayo, tomó una decisión equivocada: cerró Pluna. Lo hizo sin plan de corto y mediano plazo que pudiera amortizar los costos que dicha decisión incluía. Tan negativa fue la decisión que a un año y medio de haberla tomado se llevó puesto al ministro de economía Fernando Lorenzo, producto de que el cierre de Pluna derivó en un caso para la justicia uruguaya.

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