Probablemente no sea una sorpresa sostener que la calidad de la educación es mayor en las zonas urbanas que en las rurales. A pesar de que ha habido un crecimiento económico sostenido en la última década principalmente impulsada por el sector primario -petróleo, gas, cobre, oro, soja, entre otros-, el impacto en la educación de las áreas rurales ha sido muy limitado.
Los residentes de las ciudades tienen una tasa de graduación hasta un 26% más alta que la de los habitantes rurales, un signo alarmante de la desconexión en la transición de la escuela al trabajo. La estadística proviene de una reciente publicación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) firmada por los especialistas Marina Bassi, Matías Busso y Juan Sebastián Muñoz.