Lucía, una residente de la ciudad de México, se quejaba que estuvo parada en el tráfico por siete horas. Pedro, de Guatemala, no puedo volar a su casa luego de que la protesta forzara a cerrar el aeropuerto y cancelar la mayoría de los vuelos.
Estas historias le serán familiares a cualquiera que haya estado por México en las últimas semanas. El desorden que se vio en el centro de la ciudad fue ocasionado por diferentes manifestaciones y protestas de los sindicatos de maestros, contrarias a las reformas educativas promovidas por la administración Peña Nieto, que generaron intensos debates en todos los sectores de la sociedad mexicana.
El debate es ciertamente bienvenido, muy necesario, y un buen ejemplo para otros países de América Latina. Mejorar la calidad de la educación es fundamental para el futuro de México. En los indicadores internacionales, el país está casi 70 puntos por debajo del promedio de países de la OCDE en comprensión lectora, y todavía más abajo en matemática y ciencias. Menos de uno por ciento de los estudiantes califica como “excelente” en matemática, comparado con 30 % en Hong Kong. La mayoría de estudiantes mexicanos, un 54%, no terminan los estudios secundarios, y solo 10% se gradúan de la universidad.