En América Latina, la educación enfrenta múltiples desafíos. Un gran número de estudiantes no termina la escuela, en promedio apenas el 40 % de los alumnos de la región logran graduarse del secundario. Aún peor, los que sí logran terminar no reciben una educación de calidad. Comparaciones internacionales, como las reconocidas evaluaciones PISA de la OCDE, son sólo algunos datos entre muchos que muestran a Latinoamérica en las últimas posiciones.
Ante esta realidad, es evidente que no podemos mantener la situación actual y esperar mejores resultados. Es necesario traer innovación al sistema educativo. Esto significa promover la participación de nuevos actores, como padres, grupos de alumnos, emprendedores privados y de organizaciones no gubernamentales o sin fines de lucro.
¿Cómo lidiar con un desafío tan enorme? Esta cuestión fue el tema central de la reunión realizada hace algunas semanas por el Brookings Center for Universal Education. Entre los participantes se encontraban influyentes líderes de opinión, pensadores e innovadores del sector privado, quienes actualmente están trabajando en promover la calidad de la educación en América Latina.