Cuando llega el vigésimo primer aniversario del criminal ataque terrorista que asesinó a 85 inocentes y mutiló a cientos de personas en Buenos Aires, es frecuente que las víctimas del terrorismo experimenten una sensación de impunidad tan brutal como el atentado en sí. Ello puede ir desde sentir en días anteriores al aniversario una gran tristeza, desazón, desesperanza y hasta experimentar episodios de ansiedad de mayor o menor gravedad.
Las sensaciones que los familiares han ido experimentando desde el momento del atentado transitan muchos factores personales, pero también sociales y solo ellos saben realmente lo que se siente.
Esa sensación de desesperanza se convierte en desesperación, muchos caen irremediablemente en un túnel profundo del que solamente se sale con grandes esfuerzos personales y con mucho apoyo. Esto también genera en algunas personas una energía renovada para luchar y continuar con el reclamo de justicia. Continuar leyendo