Que el vicepresidente es víctima de un linchamiento mediático; que la inflación del 2013 fue de 10,9%; que EEUU pretende desestabilizar el gobierno de Cristina; que no hay inflación sino reacomodamiento de precios; que este no es ni va a ser el gobierno del ajuste y tampoco el que devalúe; que la gente compra dólares porque le sobra la plata y tiene mucha capacidad de ahorro; que estamos ante los años de mayores avances energéticos; que nuestra aerolínea de bandera es una de las mejores posicionadas del mercado y que tenemos reservas para rato.
Este gobierno nos tiene acostumbrados a lecturas desviadas de la realidad. Explicaciones que deben contar con el respaldo del relato que baja verticalmente, que justifica lo injustificable y que pretende instalar esa realidad que no es real. No hay canales oficiales, ni publicidad oficial, ni conferencias de prensa, ni planes sociales ni presiones a la justicia que tapen lo que cada uno de nosotros vivimos día a día. ¿Quién le va a decir a los que sufren los cortes de luz que hay avances en materia energética? ¿Quién le va explicar a los varados en el aeropuerto que tenemos la mejor aerolínea de bandera? ¿Cómo le van a explicar a la gente que su sueldo ahora vale la mitad de lo que valía el año pasado? ¿Qué le van a decir a los beneficiarios de los planes sociales cuando el monto que perciben no les alcance ni para un cuarto de las necesidades que debería cubrirles? ¿Cómo van a justificar la cantidad de muertes en rutas y trenes? Seguramente respondan con más relato, ya no para convencer a los demás sino para autoconvencerse y seguir negando(se) la realidad. Negar la realidad trae como consecuencia decisiones erróneas e ineficaces. A esta peligrosa dinámica nos quieren acostumbrar. Nos subestiman.