Lo controlable nunca es totalmente real,
y lo real nunca es totalmente controlable.
Antonio Escohotado
Inauguración de puentes, carriles, satélites o piletas. Improperios por acá, descalificaciones por allá. Ovación de los presentes. Proselitismo para algún dirigente obediente del espacio. Avalanchas de guarismos macroeconómicos. Otra chicana. De nuevo, el coro de aplaudidores. Una letanía para Él. Un poco de marketing del dolor, otro de épica. Y, por supuesto, egotismo. Siempre el erotismo del yo para desandar el reality presidencial. Continuar leyendo