Hace unos días fui convocada por el Bachillerato de Bellas Artes de La Plata: se cumplen 25 años desde que egresé de la institución. Con una sonrisa, leí en el bello programa donde figuraba mi nombre, que éramos la promoción XXX. En una ceremonia emotiva e inolvidable, me encontré asombrada ante un grupo de adolescentes que, desde el escenario del salón de actos, interpretaron en nuestro honor, un tango. Su profesora, Paula Mesa, egresada de mi promoción, había logrado darles la libertad de tocar sus instrumentos admirablemente, de cantar: durante unos minutos fuimos todos estudiantes, atemporales, felices, bañados por la música que borró edades e historias.
Me quedé pensando en ellos: para tocar un instrumento con libertad, es preciso pasar años practicando, estudiando, ensayar. Para ser músico, es preciso ser estudiante.