Napoleón y la era K

El brutal enfrentamiento conocido como la batalla de Waterloo (Bélgica, 18 de junio de 1815) entre el Ejército francés comandado por el emperador Napoleón Bonaparte y la Séptima Coalición conformada por las tropas británicas, irlandesas, galesas, escocesas, holandesas, belgas y prusianas dirigida por el duque de Wellington puso fin a un imperio irrefrenable.

Napoleón dejó en vilo a toda Europa durante los Cien Días (en francés Cent-Jours). El período comprende desde su regreso a París, 20 de marzo de 1815, hasta su exilio en la isla Elba, 28 de junio de 1815, segunda restauración de Luis XVIII como rey de Francia.

Doce años —2003-2015— duró el complot político en contra de los intereses de la misma Argentina. Un país signado por la violencia simbólica discursiva que supo trazar grietas profundas en el ideario colectivo y enfrentar a los distintos sectores del tejido social.

Fue necesaria la unión de siete naciones para destronar el avance imperial napoleónico. Argentina encontró en la actual coalición ganadora el quid para virar el rumbo del gran navío personalista de la era k.

Lo cierto es que los recursos no son de los hombres. Los gobernantes son tan sólo meros administradores de las riquezas de Dios. “Mía es la plata y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos” (Hageo 2:8). Continuar leyendo